Agustín Edwards transformou o jornal num bastião contra o governo socialista e num defensor da ditadura (Foto: Página/12) |
Dono do jornal El Mercurio
é expulso por colaborar com a ditadura de Pinochet: a única punição moral ao
empresário e jornalista de 87 anos busca reparar simbolicamente o enorme dano
que o diário conservador causou à sociedade chilena. Entretanto, Edwards não foi
condenado nem processado judicialmente. É um retrato vivo da impunidade dos
civis colaboracionistas.
Por Mercedes
López San Miguel, no jornal argentino Página/12,
edição impressa de hoje, dia 26 (em espanhol, com traduções pontuais)
Más de cuatro décadas después, el Colegio de
Periodistas (Sindicato dos Jornalistas) de Chile expulsó a Agustín Edwards,
dueño del diario El Mercurio, por contribuir con el golpe de Estado contra
Salvador Allende. La pequeña sanción moral al empresario y periodista (jornalista)
de 87 años, conocida la semana pasada, busca reparar simbólicamente el enorme
daño que causó a la sociedad chilena el periódico conservador. Sin embargo,
Edwards no ha sido condenado ni procesado judicialmente por ninguna de las
operaciones de montaje que llevó adelante El Mercurio, ni por sus mentiras, ni
porque habría recibido financiamiento de la CIA durante la administración Nixon
para colaborar con la propaganda desestabilizadora del gobierno de Unidad
Popular.
“Es difícil
entender la historia de Chile sin El Mercurio”, dijo el entonces presidente
Ricardo Lagos cuando el periódico fundado en 1900 cumplía cien (100) años, en
alusión al rol (ao papel) fundamental en la política que tuvo el diario,
siempre portavoz de la oligarquía y del poder financiero. “El Mercurio miente”
fue la frase que más resonó (ressoou) entre los estudiantes en 1967, que ya por
entonces reclamaban una reforma de los centros de estudios. Durante la protesta
estudiantil de 2011, El Mercurio dedicó varios editoriales para defender las
bases del modelo neoliberal y rebatir las principales demandas de los jóvenes.
Agustín Edwards
– el quinto Agustín de una familia dueña de grandes fortunas – convirtió al
diario en un bastión contra el gobierno socialista, en un defensor de la
dictadura y en un promotor del sistema económico de total apertura de los
mercados al mundo impulsado por los Chicago boys a mediados de los setenta(em
meados dos anos 70), cuya herencia (herança) continúa en la actualidad.
Durante los
tres años de gobierno de Unidad Popular, Edwards vivió en Estados Unidos, como
accionista de Pepsi-Cola. Dejó a dos (2) hombres de su confianza en la
presidencia de El Mercurio, Fernando Léniz y Hernán Cubillos, quienes luego
serían ministros de Economía y de Exteriores de la dictadura de Pinochet. “La
CIA gastó más de un millón y medio de dólares para apoyar a El Mercurio, el
principal diario de Chile y el más importante canal de propaganda en contra de
Allende”, señaló Patricia Verdugo citando los archivos desclasificados de
EE.UU. en el libro Salvador Allende: cómo la Casa Blanca provocó su muerte.
El 9 de abril
de 1987 El Mercurio publicó en la tapa (na capa) que dos (2) estudiantes de la
Universidad de Santiago eran los líderes de los disturbios que se generaron en
Parque O’Higgins, durante la visita del papa Juan Pablo II. El medio tituló (O
jornal intitulou) “Identificados violentistas del PC en el parque” y señalaba a
Iván Barra Stuckrath y Jorge Jaña Obregón como los responsables de los desmanes(pelos
distúrbios). Los jóvenes ni siquiera estaban en el lugar y la Justicia después
comprobó que eran inocentes. El abogado Luis Cuello Peña, quien patrocinó la
denuncia ética contra el diario presentada ante el Colegio de Periodistas en
noviembre pasado, contó a Página/12 que usó este ejemplo de montaje
periodístico como prueba irrefutable. “Fue una operación de los organismos de
seguridad. Los dos (2) estudiantes estaban detenidos y eran torturados cuando
se publicó la tapa (a capa). El diario nunca aclaró la falsedad de la
información.”
El abogado y
organismos de derechos humanos sostuvieron (sustentaram) en base a los
testimonios de las víctimas de la represión y material documental que El
Mercurio fue un aparato de propaganda de la dictadura y que en lugar de
proteger a los trabajadores de prensa difundió las listas de periodistas (jornalistas)
que eran perseguidos. “Cometió infracciones al código de ética, ya que atentó
contra el deber de amparar a los periodistas”, dijo Cuello Peña.
El dueño del
periódico nunca fue enjuiciado (julgado) por las operaciones de encubrimiento y
montajes de El Mercurio, como de otros medios (veículos) de su imperio
periodístico (jornalístico). En octubre de 2013, Edwards declaró ante el juez
Carroza en calidad de testigo por la causa que lleva el magistrado sobre los
instigadores del golpe del `73. Las preguntas giraron en torno del
financiamiento de la CIA a El Mercurio, los viajes al extranjero que en esa
época hizo (fez) Edwards, y la injerencia que él tenía en la línea editorial
del periódico y de sus otros medios asociados, como el vespertino La Segunda.
“No recibí dineros de la CIA”, sostuvo (sustentou) el empresario ante el juez,
y aseguró que no tuvo incidencia en la línea editorial del diario mientras (enquanto)
vivió en EE.UU. y tampoco a su regreso, en 1975, cuando se hizo cargo (assumiu)
de los negocios familiares. Agustín Edwards es un retrato vivo de la impunidad
de los civiles colaboracionistas en Chile.
Tradução (parcial): Jadson Oliveira
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