MÉXICO, ELEIÇÕES NESTE DOMINGO: LÓPEZ OBRADOR (CENTRO-ESQUERDA), SE NÃO HOUVER UMA FRAUDE DE DIMENSÕES GIGANTESCAS, DEVE SER ELEITO PRESIDENTE
López Obrador (Foto: Opera Mundi) |
“As pesquisas dão até 54% de intenções
de voto para AMLO (Andrés Manuel López Obrador), 26% para o direitista Ricardo
Anaya, 21% para o governista José Antonio Meade e 4% para Jaime Rodríguez
Calderón”. (No México não há segundo turno)
“Para a esquerda latino-americana,
López Obrador se converteu na sua maior aposta para deter as derrotas que significaram
a eleição de Mauricio Macri na Argentina (2015) e Michel Temer no Brasil
(2016), assim como de Sebastián Piñera no Chile e Iván Duque na Colômbia, ambos
neste ano de 2018”.
Matéria do jornal
argentino Página/12, de 01/07/2018 (o título acima é deste blog)
López Obrador es el amplio
favorito para ganar las elecciones presidenciales que se realizan hoy en México
AMLO PODRÍA REVERTIR EL
GIRO A LA DERECHA REGIONAL
Las
encuestas dan hasta un 54 por ciento de apoyo para AMLO por sobre un 26 para el
derechista Ricardo Anaya, un 21 para el oficialista José Antonio Meade y un
cuatro para Jaime Rodríguez Calderón.
Andrés Manuel López Obrador
podría revertir el giro a la derecha que ha vivido Latinoamérica en los últimos
tres años y reavivar la oleada de centro-izquierda que gobernó la región
hace una década, si hoy resulta electo como presidente de México en la
culminación de un proceso marcado por la descomposición de los partidos
políticos nacionales.
Las últimas encuestas daban
hasta un 54 por ciento de las preferencias para López Obrador por sobre el
derechista Ricardo Anaya (26 por ciento) y el oficialista José Antonio Meade
(21 por ciento). Al cuarto candidato, el gobernador de Nuevo León con licencia
Jaime Rodríguez Calderón, le estiman un marginal cuatro por ciento.
El líder del Movimiento de
regeneración Nacional (Morena) y ahora tres veces candidato a la Presidencia de
la República, se ha mantenido como puntero durante todo el proceso, básicamente
con un discurso repetitivo en contra de las políticas neoliberales y la
corrupción encarnadas por los gobiernos del PRI y del PAN.
Para la izquierda
latinoamericana López Obrador se ha convertido en su mejor apuesta para detener
las derrotas que les significaron la elección de Mauricio Macri en Argentina
(2015) y Michel Temer en Brasil (2016), así como de Sebastián Piñera en Chile e
Iván Duque en Colombia, ambos este mismo año.
Por lo pronto, López
Obrador ha generado el respaldo de dirigentes políticos latinoamericanos y
europeos que, desde sus redes sociales, anticiparon el triunfo del líder
carismático mexicano (ver nota aparte). Por ejemplo, Rafael Correa,
expresidente de Ecuador, dijo que un triunfo de López Obrador “será un vendaval
de frescura, una gran esperanza para Iberoamérica y México”, mientras el
expresidente de Honduras, Manuel Zelaya, dio su apoyo al dirigente de Morena y
anticipó que su elección como presidente de México significa que “la pesadilla
neoliberal y los crímenes contra el pueblo mexicano están a punto de terminar”.
Pese al entusiasmo de los
progresistas en el mundo, en realidad no es tan claro el giro a la izquierda
que significaría una presidencia de López Obrador. De hecho, los principales
analistas financieros internacionales descartan giros bruscos. Por el
contrario, esperan un López Obrador con políticas moderadas, más cercanas a
Luiz Inácio Lula da Silva y a Ollanta Humala, y con una interlocución más
natural con los centroizquierdistas Lenín Moreno, de Ecuador, y Tabaré Vásquez,
Uruguay, que con Nicolás Maduro en Venezuela.
López Obrador ya gobernó la
Ciudad de México (2000-2005) con políticas sociales claras, pero sin afectar
intereses del gran capital. Un ejemplo es la entrega de prácticamente todo el
centro de la capital del país a Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del
mundo, quien adquirió decenas de los más importantes edificios de la zona e
inició un agresivo proceso de gentrificación.
Más aún, estas elecciones
sometieron el espectro ideológico nacional a las alianzas pragmáticas. Así, el
centroizquierdista López Obrador mantuvo su alianza con el Partido del Trabajo
(PT) pero incluyó al Partido Encuentro Social, de corte retrógrado e
intolerante, identificado con las iglesias protestantes y con posturas
abiertamente homofóbicas y antiabortistas. Entre esos tres partidos conformaron
la alianza “Juntos Haremos Historia” para postular a López Obrador.
Otra alianza imposible es
la que forzaron el derechista PAN, que gobernó al país entre 2000 y 2012 con
Vicente Fox y Felipe Calderón, y el izquierdista PRD, alguna vez dirigido por
el propio López Obrador, pero que cada vez más se aleja de su esencia. A ellos
se unió el oportunista Movimiento Ciudadano para crear la alianza “Por México
al Frente”.
En cuanto al PRI, recurrió
al Partido Verde y Nueva Alianza, sus viejos patiños, para crear “Todos por
México” y postular a José Antonio Meade, que fue secretario de Hacienda del
panista Felipe Calderón y del priísta Enrique Peña Nieto, en cuyas
administraciones también fue secretario de Relaciones Exteriores, de Energía y de
Desarrollo Social. La paradoja es que Meade no milita ni en el PAN ni en el
PRI, pero es el candidato de la continuidad de estos partidos en el poder. La
pérdida de referentes ideológicos no impidió identificar a López Obrador con
amplios grupos de izquierda y centro-izquierda. A fin de cuentas, el PRI y el
PAN son la misma derecha, con distintos colores.
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