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A América Latina conhece bem o que é o imperialismo
(por causa de Cuba). Por isso, as transformações sociais na região inevitavelmente
têm que enfrentar esse fenômeno da história contemporânea que Lênin definiu com
precisão há cem anos.
Por Juan J. Paz y Miño C. – reproduzido do
jornal equatoriano El Telégrafo (empresa pública do governo federal),
edição digital de hoje, dia primeiro (em espanhol)
Este año
se conmemora el centenario de la redacción de El imperialismo, fase superior
del capitalismo, libro de V. I. Lenin, que ha tenido rotunda influencia en
todas las izquierdas del mundo.
La obra
fue escrita en Zúrich, entre enero y junio de 1916, y publicada por primera vez
a mediados de 1917 en Petrogrado, por la editorial Zhizn y Znanie. De acuerdo
con su autor, se trató de un folleto popular, escrito con prudencia para eludir
la implacable censura zarista.
Sostiene
Lenin que son cinco los rasgos fundamentales del imperialismo:
“1) La
concentración de la producción y del capital llegada hasta un grado tan elevado
de desarrollo, que ha creado los monopolios, los cuales desempeñan un papel
decisivo en la vida económica;
2) la
fusión del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de
este ‘capital financiero’, de la oligarquía financiera;
3) la
exportación de capitales, a diferencia de la exportación de mercancías,
adquiere una importancia particularmente grande;
4) la
formación de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las
cuales se reparten el mundo:
y 5) la
terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas
más importantes”.
Para
Lenin, el imperialismo es, en una sola frase, la fase monopolista del
capitalismo. Se trata, además, de la fase superior del capitalismo, en la cual
la socialización de las fuerzas productivas es gigantesca, al mismo tiempo que
la concentración y centralización de capitales. Y es la fase ‘última’ del
capitalismo, en la que también se liquida la libre competencia por los
monopolios, se consolida el dominio mundial de las potencias y con ello la
subordinación a los pueblos coloniales, semicoloniales y dependientes, se
extrema el dominio de una minoría mundial apropiada de la riqueza.
El libro
de Lenin fue publicado mientras se vivía la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
Para Lenin, no había duda alguna de que esta era una guerra imperialista por un
nuevo reparto del mundo entre las potencias. El proletariado ruso no podía
dirigir sus armas contra los hermanos de clase de otras naciones, sino que
tenía que enfilarlas contra el zarismo. Esta genial estrategia leninista
condujo a la Revolución de 1917 que separó a Rusia de la guerra e inauguró el
primer país socialista en el mundo. La Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS) pasó también a ser un referente mundial de la lucha
anticapitalista.
El nacimiento del socialismo fue
imperdonable para el imperialismo mundial. Vencer al ‘comunismo’ fue una
estrategia permanente. Esa lucha trajo graves desastres políticos, humanos y de
violación de derechos en Latinoamérica después del triunfo de la Revolución
Cubana (1959), pues el imperialismo no tuvo miramiento alguno a la hora de
impedir otro triunfo revolucionario similar. De modo que América Latina conoce
bien qué es el imperialismo. Por eso, las transformaciones sociales en la
región inevitablemente tienen que enfrentar a ese fenómeno de la historia
contemporánea que Lenin definió con precisión hace cien años.
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