(Foto: Nodal) |
Como são
por dentro os três polvos midiáticos que
pretendem definir o que os latino-americanos pensamos, consumimos e elegemos.
Foram fatores de poder fundamentais, apoiaram ditaduras,
propuseram e derrubaram presidentes. Difamaram e operaram em função de seus
interesses, mas apesar disso costumam se apresentar como paladinos da imprensa
independente.
Por Tali Goldman (@taligoldman) e Tomás Pont Verges (@pontomaspont) –
reproduzido do portal Nodal – Notícias
da América Latina e Caribe (em espanhol)
Tres
pulpos que nacieron como proyectos de periodistas-empresarios ambiciosos: Noble
con Clarín, Azcárraga Vidaurreta con Televisa, y Marinho con O Globo buscaban
insertar sus tribunas de doctrina en el juego de las élites políticas y
militares. Tres medios que en las últimas décadas al calor de las reformas
económicas, mutaron en mega corporaciones. En sus primeros años, O
Globo llamaba a sus lectores convenciéndolos que “Quién lee un periódico sabe
más” y Clarín ofrecía desde su eslogan de portada “Un toque de atención para la
solución argentina de los problemas argentinos”. Ese cambio de escala se
tradujo en sus lemas: Hoy en día Clarín se vende a secas como “El Gran Diario
Argentino”, Televisa como “La Gran Fábrica de Sueños”, y O Globo, sin medias
tintas, se jacta de sí mismo: “Quién tiene Globo, ¡Tiene todo!”.
Los tres
casos simbolizan el mayor multimedio mediático en sus respectivos países. Han
sido factores de poder fundamentales, han apoyado dictaduras, han sugerido y
depuesto presidentes. Han difamado y operado en función de sus intereses, pero
a pesar de ello suelen presentarse como adalides de la prensa independiente.
Tres grupos económicos que mueven sumas de dinero que cotizan en bolsa y
responden (o son) el establishment económico de sus
respectivos países.
#NTD te
presenta una radiografía de los tres grandes conglomerados mediáticos que
pretenden definir qué pensamos, consumimos y elegimos los latinoamericanos.
Grupo O
Globo, el mundo en sus manos
Fundado
en Río de Janeiro en 1925 por el periodista Irineu Marinho, a pocas semanas de
su lanzamiento el fundador murió dejando en manos de sus herederos un destino
de grandeza por cumplir y una multitud de deudas por pagar. Fue entonces su
hijo, Roberto Marinho, quien se hizo cargo del periódico y construyó a partir
de él un conglomerado de medios gigante que incluye diarios, radio y televisión.
Hoy el
Grupo es propietario de los diarios O Globo, Extra, Expresso y otras 11
publicaciones entre diarios y revistas. Posee cinco canales de tv abierta en
las principales ciudades y una red de 105 estaciones asociadas. Domina el eter
tropical con las cadenas de radio Globo y CBN, con cuatro emisoras propias y 90
estaciones asociadas. A través del cable operador NET, junto con Embratel, de
TelMex, le brinda televisión e internet a más de un millón de brasileños. Y en
televisión satelital, comparte con Rupert Murdoch y Televisa de “Sky
Brasil”, una plataforma que cuenta con más de 700 mil clientes. Y para cubrir
el amplio espectro de soportes utiliza sus productoras de contenidos
Central de Producciones -autora del culebrón Avenida Brasil- y Globo Filmes.
O Globo
acumula un largo rosario de jugarretas políticas, que lo llevaron a concentrar
poder político y económico como nadie en Brasil. Su pecado original, un apoyo
descarado al golpe militar de 1964. Ellos mismos lo reconocieron años mas
tarde, en una suerte de mea culpa que realizaron para un documental que
reconstruye sus 88 años de existencia. En un apartado sobre “los errores
cometidos a lo largo de su historia”, Ascanio Seleme -histórico jefe de
redacción- agacha la cabeza y admite el papel del diario como soporte del
régimen militar, y el poco entusiasmo quele despertaron las protestas de
finales de dictadura.
Más cerca
en el tiempo, O Globo jugó un papel fundamental en la última elección
presidencial, construyendo e inflando a los candidatos Marina Silva y Aecio
Neves en la reñida elección en la que ganó Dilma Roussef. A los pocos meses de
haber asumido su segundo mandato, el multimedio brasileño fue la plataforma
elegida para las movilizaciones sociales que bajo la consigna del “impeachment”
alentaron el juicio político a Dilma. Incluso el director de medios digitales
de O Globo, Erick Bretas, instó a concurrir a las plazas públicas.
La
enemistad con el PT viene de mucho antes que el Dilma llegará al poder. En
1989, cuando Lula Da Silva se encontraba a punto de llegar a la presidencia, el
canal O Globo manipuló las transmisiones de los debates entre el líder obrero y
el impresentable Fernando Colhor de Melho, torciendo la elección en favor del
segundo.
A pesar
de las viejas deudas, ni Lula ni Dilma impulsaron de manera decisiva una Ley
que regule la actividad de la corporación. Al contrario, esta no ha dejado de
crecer durante las gestiones petistas. Con más de cinco mil millones de dolares
de facturación en 2014, la escala de operaciones la ubica entre las empresas
más grandes del país. El año pasado duplicó las ventas de la minera y
siderúrgica ArcelorMittal, aunque no le alcanzó para superar astronómicas
ventas de la cervecera AMBEV durante el año mundialista. Si bien hubo
intentos por instaurar el debate, la presión mediática y económica hizo que las
medidas se fueran para atrás. A principios de este año el ministro de
Comunicaciones de Brasil, Ricardo Berzoni, anunció que se promoverá el debate
por una “nueva ley de regulación económica de los medios de comunicación para
impedir la existencia de oligopolios”.
Pero si
los números de O Globo pueden impresionar, los de Televisa son aún mayores.
(Foto: Nodal) |
Grupo
Televisa, la fábrica de presidentes
Con un
patrimonio de 14 mil millones de dólares, el doble que O Globo, el gigante
azteca también puede novelarse a sí misma una historia de emprendedores
ambiciosos, iniciada por un hombre: Emilio Azcárraga Vidaurreta, quien adquirió
una pequeña estación de radio que emitía en la zona sur de la capital de
México. Durante los sesenta, la empresa se expandió, adquiriendo más y más
frecuencias de radio y televisión. Pero el punto cumbre llegó en 1972, cuando a
través de la fusión de varios canales surge la empresa Televisión Vía Satélita
S.A. En ese año muere su fundador, y la empresa queda en manos de su hijo,
Emilio Azcárraga Milmo. A partir de allí, el multimedio mexicano se fue
consolidando hasta convertirse en el conglomerado mediático en lengua española
más grande del mundo.
Con
39.615 empleados, si bien el timón de la empresa sigue en manos de la familia
Azcárraga ( 14.7%); lo acompañan en la mesa de dirección lo más granado de la
élite económica global. El grupo de inversión más grande del mundo -Black Rock
Inc con 9.2% de las acciones- , y la mayor fortuna personal del globo – Bill
Gates con 7.4%- pusieron sus bazas en la compañía. Otros que
muerden son First Eagle Investment Management con 5.3% y Oppenheimer Funds con
4.2%. El 59.1%
restante de las acciones flotan en la Bolsa Mexicana de Valores y la New York
Stock Exchange. Pero si su estructura de propiedad es compleja, su estructura
de medios es una maraña inabarcable y omnipresente.
En cuanto
a los medios gráficos cuenta con 156 títulos regulares y ediciones especiales
entre las que se encuentran Cosmopolitan, Men’s Health, National Geographic y
Seventeen. La Editorial Televisa es la más importante del mundo, con una
circulación aproximada de 129 millones de revistas en 2012. En cuanto a la
televisión, tiene 21 emisoras de TV abierta y 26 canales de cable en México y 6
en EE.UU. Televisa tiene 5 estaciones de radio cabecera de la cadena
Radiópolis. La operación del principal sistema de televisión directa satelital
representa el 20% de sus ingresos. Solo en México, Centroamérica y en la
República Dominicana, cuentan con más de 5 millones de suscriptores. En los
servicios de Cable es dueña de Cablevisión de México y TuTV en EE.UU. Además,
es dueña del 50% de Lusacell, la tercera compañía más grande de
telecomunicaciones móviles en México.
Si bien
la venta de publicidad en televisión, radio e internet sigue representando
un tercio de sus ingresos; Televisa, al igual que Clarín y O Globo están
mutando rápidamente de generadoras y propaladoras de contenidos
en tecnologías de la información. En 2014, más de la mitad de sus ingresos
provinieron de sus cableoperadoras y su sistema de televisión satelital.
Para
completar el círculo de felicidad y dinero, es propietaria de la productora de
eventos Ocesa Entretenimiento, y de las principales de Salas de Bingo y de
Lotería en línea a través de AISA, y pisa fuerte en el negocio del fútbol:
es dueña de tres equipos de fútbol profesional de México: el América, el Necaxa
y el San Luis. Por eso compró el mítico Estadio Azteca, el coliseo del fútbol
mexicano.
Con
tamaña diversificación, el poder de Televisa parece no tener límites,
convirtiéndolo en el gran elector de la política mexicana.
Una de
las operetas más escandalosas de Televisa tuvo lugar en la campaña
presidencial del 2012. Allí competían Enrique Peña Nieto, por el PRI y Andrés
Manuel López Obrador, por el PRD. Unas semanas antes de las elecciones, el
diario inglés The Guardianpublicó documentos que demostraban que
una unidad secreta de Televisa apodada “el equipo Handcock” promocionó por
encargo a Peña Nieto en las elecciones de 2009 que lo llevaron a la gobernación
del estado de México y lo catapultó a la escena nacional. Este grupo encargó
videos promocionales sobre el candidato y su partido, a la vez que
desacreditaban a los rivales.
Un grupo
de jóvenes decidió a desenmascarar y visibilizar la estrategia de Televisa a
favor de Peña Nieto, y bajo la consigna #yoSoy132, convocaron a una marcha
estudiantil el 18 de mayo para “denunciar prácticas deshonestas y anti
periodísticas de los medios, así como irregularidades en instituciones y
partidos”. A esa marcha multitudinaria le siguieron asambleas, tomas,
declaraciones y lo más importante, la producción de contenidos e información
alternativa a través de distintas plataformas multimedia. Los integrantes de
#yosoy132 se definieron como “un movimiento de jóvenes que buscan un proceso
democrático limpio y honesto de parte de candidatos, instituciones y medios”.
Pero para
sorpresa de muchos -incluso para este grupo de jóvenes- unos meses después de
su triunfo, Peña Nieto propuso una reforma constitucional en materia de
telecomunicaciones negociada con el PRI, el PAN y el PRD. El proyecto tocó de
manera directa los intereses de los principales monopolios nacionales de
televisión y telefonía, y a su vez, dejó abierta la posibilidad de intromisión
gubernamental en los contenidos difundidos por los medios.
La
iniciativa, que fue aprobada, pretende retomar la rectoría del Estado sobre el
espectro radioeléctrico, que es propiedad de la nación, mediante la creación
del Instituto Federal de Telecomunicaciones, que sería un órgano autónomo del
gobierno para sustituir a la Comisión Federal de Telecomunicaciones.
Haber
dejado acumular tanto poder a estas corporaciones es un problema común a
las gestiones de los tres países. Una realidad que Rousseff y Peña Nieto
comenzaron a sufrir en los últimos años, y que el gobierno
argentino enfrenta hace más de un lustro, desde que impulsó la
sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Grupo
Clarín – el gran grupo argentino
Fundado
por Roberto Noble el último día de la segunda guerra mundial, en sus albores
surgió en línea con el desarrollismo que proponía Arturo Frondizi y se
convirtió en uno de los principales enemigos de Juan Domingo Perón. Apoyó a
golpes de Estado y durante la dictadura iniciada el 24 de marzo de 1976 hizo
negocios con ella. El cabal ejemplo es la adquisición de la principal planta de
celulosa Papel Prensa a un precio irrisorio y a costa de la tortura a la
familia Graiver.
Hoy en
día, el grupo está compuesto por el Diario Clarín -el segundo diario de
mayor tirada de habla hispana – y nueve publicaciones más entre diarios y
revistas; Editorial Argentino S.A. (AGEA) y Papel Prensa; la agencia de
noticias DyN; 9 canales de tv abierta y 8 señales de tv por cable; servicios de
Cable Cablevisión y Multicanal; cuatro emisoras de radio y las productoras
Pol-ka, Patagonik, Film Group e Ideas del Sur. Con más de quince mil empleados,
sus ventas alcanzaron en 2014 más de dos mil doscientos millones de dólares,
superando las ventas en Argentina de firmas como Renault, FIAT, Minera la
Alumbrera y Unilever.
Los
dueños de la gallina de huevos de oro son Ernestina Herrera (la viuda de
Roberto Noble), Héctor Magnetto, José Antonio Aranda y Lucio Rafael Pagliaro, a
través de la sociedad GC Dominio S.A (71 % del Grupo); seguidos por el
estadounidense Ralph Booth, del Fondo de inversión Fontinalis Partners, titular
de la minoría accionaria a través de GS Unidos LLC (9 %).
En la actualidad el core business de Clarín son las TICS. Cablevision, con sus más de 3
millones de abonados al servicio de televisión por cable y 1,5
millón al servicio de internet, es la red de fibra óptica con
más suscriptores en América Latina. En 2014, la unidad de negocios
aportó el 70 % de los casi 20 mil millones de pesos de ventas totales del
grupo, y más del 90 % de las ganancias totales. Clarín comparte la
propiedad de esta empresa con el fondo Fintech, del mexicano David
Martínez, que este año formalizó la compra de la telefónica Telecom
Argentina.
Lo que
surgió como el órgano de un proyecto político, terminó como un
conglomerado con una infinidad de negocios, que el grupo protege e incentiva
utilizando su poder de fuego para instalar temas en la agenda
pública.
Las
operaciones mediáticas políticas esgrimidas por el grupo Clarín en los últimos
años merecen un análisis aparte. Cabe recordar su militante actuación durante
el conflicto con el campo con el gobierno argentino, en 2008, con la famosa
resolución 125, donde jugó un rol fundamental a favor de las patronales agropecuarias.
La pelea
entre el grupo Clarín y el gobierno escaló a un nuevo nivel cuando la
presidenta Cristina Fernández de Kirchner decidió enfrentar al monopolio
mediático enviando al Congreso la Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual. Hoy, a seis años de sancionada la ley, el grupo liderado por
Ernestina Noble y Héctor Magnetto continúan esquivando, a través de un sinuoso
camino judicial, la ejecución ley. Por caso, Clarín presentó diez pedidos
de medidas cautelares para frenar la aplicación de la ley, en particular de los
articulos que la obligaban a desprenderse de licencias de cable retenidas por
Cablevisión. Durante cuatro años, la Corte Suprema de Justicia se negó a
intervenir en cinco oportunidades para finalmente declarar la constitucionalidad
de la ley. Aunque parecía que esto iba a dar punto final al litigio, no fue
así: actualmente hay nueve causas abiertas en tres jurisdicciones distintas
(Ciudad de Buenos Aires, Mar del Plata y Salta), buscando impedir
el proceso de adecuación del Grupo Clarín al capítulo antimonopolio de la Ley
de Medios.
El
análisis sobre los medios de comunicación, los monopolios, sus vínculos con las
sociedades y el poder, ha sido el eje de largos debates, análisis, ponencias,
libros, documentales, y series. Sin embargo, en los tiempos que corren, tiempos
de cambios y nuevos desafíos, sigue siendo indispensable volver a repensar el
rol de los medios y el impacto que tienen. Y sobre todo, poder entenderlo en
una matriz comparativa con otros países que, por supuesto, tienen similitudes y
diferencias entre sí.
(De NTD)
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