Raúl disse que houve avanços e um diálogo respeitoso com os Estados Unidos (Foto: AFP/Página/12) |
O
presidente cubano fez um balanço do ano de descongelamento: “Ninguém deve
pretender que Cuba, para normalizar as relações com os Estados Unidos, abandone
a causa da independência”, afirmou Castro. “O povo cubano não renunciará aos
princípios e ideais pelos quais tem lutado”.
Do jornal argentino Página/12, edição impressa de hoje, dia 19 (em espanhol, com
traduções pontuais)
El
presidente cubano Raúl Castro advirtió ayer (ontem) que su país no renunciará a
la independencia para lograr normalizar sus relaciones con Estados Unidos, ni a
su derecho de elegir “el sistema económico, político y social que desee (que
deseje)”.
Castro leyó (leu) una declaración, emitida en el
noticiero de la televisión estatal, en la que hizo balance del primer año del
restablecimiento de relaciones con Estados Unidos, un día después de ese
aniversario. En doce (12) meses de “diálogo profesional y respetuoso” se han
obtenido “resultados en el plano político diplomático y de cooperación”, como
la apertura de embajadas o (ou) las dos reuniones entre ambos presidentes, pero
“no se ha avanzado en temas que para Cuba son esenciales”, como el fin del
embargo, dijo Castro. “Esa política sigue en vigor. Se mantiene la persecución (perseguição)
financiera a las transacciones legítimas de Cuba y los efectos
extraterritoriales del bloqueo, lo que provoca daños y privaciones a nuestro
pueblo y es el principal obstáculo para el desarrollo (para o desenvolvimento) de
la economía cubana”, indicó el presidente cubano.
En ese sentido declaró que, aunque ha pedido al
Congreso al fin del embargo y levantado algunas restricciones, el presidente
Barack Obama dispone de prerrogativas ejecutivas para adoptar nuevas medidas
que “modifiquen sustancialmente la aplicación del bloqueo”. Castro recordó las
otras demandas de Cuba para la normalización, como son la devolución de los
territorios que ocupa la base naval de Guantánamo y el fin de los programas
encaminados a promover cambios en la isla (mudanças na ilha) y de las políticas
migratorias que dan un trato preferencial a los cubanos.
Cuba responsabiliza a esas medidas, como la Ley de
Ajuste, la política pies secos/ pies mojados o (ou) el programa Parole para
médicos, de la situación de los más de 6000 emigrantes cubanos varados en
diversos puntos de Centroamérica, en su intento de llegar a la frontera con
Estados Unidos. “Estimulan una emigración ilegal, insegura, desordenada e
irregular, promueven el tráfico de personas y otros delitos conexos, y generan
problemas a otros países”, indicó Castro.
“Nadie (Ninguém) debe pretender que Cuba, para
normalizar las relaciones con los Estados Unidos, abandone la causa de la
independencia”, afirmó Castro. “El pueblo cubano no renunciará a los principios
e ideales por los que varias generaciones de cubanos han luchado a lo largo de
este último medio siglo (meio século) . El derecho de todo Estado a elegir el
sistema económico, político y social que desee (que deseje), sin injerencia de
ninguna forma, debe ser respetado”, agregó.
El lunes (Na segunda-feira) el presidente
estadounidense Barack Obama dijo que consideraría visitar Cuba el próximo año
si pudiera constatar avances en materia de derechos humanos y conversar con
disidentes y miembros de una oposición que el Gobierno de Castro considera
ilegal.
“Cuba tiene total disposición a continuar avanzando
en la construcción de una relación con los Estados Unidos que sea distinta a la
de toda su historia precedente, sobre bases de respeto mutuo a la soberanía y
la independencia, que sea beneficiosa para ambos países y pueblos, y que se
nutra de las conexiones históricas, culturales y familiares que han existido
entre cubanos y estadounidenses”, dijo Castro.
El 17 de diciembre de 2014 ambos países
sorprendieron al mundo con un anuncio histórico de deshielo de su diferendo
histórico de medio siglo (de descongelamento de seu enfrentamento histórico de
meio século). El 20 de julio restablecieron relaciones diplomáticas e iniciaron
un proceso de “normalización” de sus relaciones, que ambos presidentes estiman
será largo (longo). “El gobierno de Cuba seguirá insistiendo en que para
alcanzar la normalización de las relaciones, es imperativo que el gobierno de
los Estados Unidos elimine todas estas políticas del pasado, que afectan al
pueblo y a la nación cubana, y no se corresponden con el contexto bilateral
actual”, dijo Castro.
Desde el 17 de diciembre de 2014, el día que Barack
Obama y Raúl Castro sorprendieron al mundo con el anuncio de su distensión,
ambos países han recorrido (percorreram) un intenso camino que ha dejado un
abultado álbum de imágenes para los libros de historia. Entre ellas, las
banderas de Cuba y Estados Unidos en sus sedes diplomáticas de Washington y La
Habana o (ou) la primera reunión entre los presidentes de ambos países en más
de medio siglo.
Cuba y Estados Unidos dedicaron la primera mitad
del año a la negociación para reabrir embajadas con cuatro rondas de
conversaciones celebradas en La Habana (enero y marzo) y Washington (febrero y
mayo) bajo el liderazgo de dos mujeres (sob a liderança de duas mulheres):
Josefina Vidal, directora de la Cancillería cubana para América del Norte, y
Roberta Jacobson, subsecretaria de Estado para América Latina.
Una negociación que fructificó el 20 de julio, la
fecha (a data) del restablecimiento diplomático: desde ese día la bandera de
Cuba volvió a ondear en Washington, mientras (enquanto) que la enseña
norteamericana se izó sobre el Malecón habanero el 14 de agosto, bajo la atenta
mirada de John Kerry, el primer secretario de Estado que visitó la isla en 70
años.
Antes de llegar a ese momento, Cuba vio cumplida
una de sus tradicionales reivindicaciones frente a Estados Unidos: su salida de
la lista de países patrocinadores del terrorismo, una decisión que Washington
hizo efectiva el 29 de mayo y que supuso un impulso definitivo para el proceso
de acercamiento.
Traduções pontuais: Jadson Oliveira
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