(Fotos: DyN/AFP/Página/12) |
Leopoldo López não é um preso
político como propõe Macri. Foi condenado por provocar atos violentos que
resultaram em 43 mortos e 800 feridos. Tampouco tem a ver com a democracia
porque López tentava depor um presidente que havia assumido fazia menos de um ano
após impor-se em eleições limpas.
Por Luis
Bruschtein – no jornal argentino Página/12,
edição impressa de ontem, dia 28
Em maio ou
abril, um dirigente KX convocará as pessoas às ruas de Buenos Aires, para armar
barricadas e incendiar casas comerciais. No segundo dia já não dirá que é para
que baixem os preços do transporte coletivo ou do leite, e sim que a mobilização
e as barricadas são por tempo indeterminado, até que caia o governo. No alto
dos edifícios haverá franco-atiradores que dispararão contra as pessoas encarregadas
de desarmar as barricadas. Finalmente ao não conseguir a adesão da população, o
protesto se esgota depois de deixar mais de 40 mortos. Então Macri presidente mandará
deter o dirigente KX e o julgará por incitar a violência. Troque Buenos Aires
por Caracas, tire Macri e ponha Nicolás Maduro e substitua KX por Leopoldo
López. Macri teria que meter Leopoldo López na cadeia.
López não é um preso político como propõe Mauricio
Macri. Tratou de destituir um presidente constitucional quando ainda nem sequer
havia passado um ano das eleições. Os chamados de López a cometer esses desmandos
nos quais morreram 43 pessoas e deixaram mais de 800 feridos foram públicos e
estão absolutamente comprovados em gravações, tuítes e mensagens de texto, mais
testemunhos de alguns dos detidos. Outros opositores, como Luis Henrique
Capriles preferiram tomar distância da revolta. O plano de López era denominado
“La Salida” (A saída) e procurava, com incendiários e franco-atiradores nas
ruas de Caracas, a saída do presidente constitucional da Venezuela, Nicolás
Maduro. Os 43 mortos nem sequer são dos revoltosos. A imprensa internacional,
que tem feito uma campanha desmesurada contra Maduro pela situação de López,
esconde que todas as vítimas foram policiais e cidadãos que trataram de tirar
as barricadas ou que simplesmente passavam pela zona onde atuaram os franco-atiradores
da oposição. Os venezuelanos denominam as barricadas de guarimbas. A Comissão dos
Familiares de Vítimas das Guarimbas é quem pediu que se realizasse o julgamento
contra López, filho duma das famílias mais poderosas da Venezuela. Nem sequer a
suspeita deserção dum promotor que fugiu para Miami pode ocultar a
responsabilidade de López nos desmandos. Ainda que agora peça a libertação de
López, o mesmo Capriles fez chamados à ordem enquanto López incitava os atos de
violência.
López não é um preso político, foi condenado por
provocar esses tumultos. Tampouco tem a ver com a democracia porque López tentava
depor um presidente que havia assumido fazia menos de um ano após impor-se em
eleições limpas. Ninguém pôde questionar a transparência dessas eleições que haviam
sido rigorosamente controladas por observadores de todas as partes. E muito
menos é aplicável à Venezuela a cláusula democrática do Mercosul, justamente
porque não se produziu nenhuma alteração institucional. Para que se aplique essa
cláusula, a ruptura institucional não tem que ser uma “interpretação”, como a
que propõe Macri, mas sim um ato concreto, como foram as destituições de
Fernando Lugo no Paraguai e de Manuel Zelaya em Honduras.
Qualquer um pode pensar o que queira da política
venezuelana, mas nas declarações de Mauricio Macri, é o que menos importa. Nem
presos políticos nem cláusula democrática, o que está no centro dessas declarações
é a intenção de que a Argentina volte a funcionar como um peão da estratégia de
Washington para a região. Implica ao mesmo tiempo voltar a ideologizar as relações
exteriores ao estilo menemista (do ex-presidente Carlos Menem). Como naquela
época, a estratégia de fazer os mandados para a potência do Norte se baseia na
crença de que assim provocará uma onda de investimentos, coisa que nunca ocorreu
porque em pleno auge dessa submissão “carnal” a imensa maioria dos capitais se
radicaram no Brasil. E mais, muitos desses investimentos se foram da Argentina rumo
ao Brasil.
Continua em espanhol, com traduções pontuais:
Hay una sintonía entre esa idea y la conformación
del gabinete (do ministério) con economistas neoliberales relacionados con la
banca nacional e internacional. Ni siquiera provienen, como en otros casos, del
seno de la Unión Industrial. Puede parecer un detalle, pero la mirada económica
desde la banca es más oportunista que productivista, tiende a pensar más en la
ideología de la economía que en el negocio y se inclina más por los gestos y la
franela, que por las condiciones comerciales concretas. Han sido gerentes de
bancos transnacionales o (ou) tienen consultoras que trabajan para ellos. Cada
deuda (dívida) que contraten tendrá consecuencias personales para ellos
directas o (ou) indirectas. Si Macri quiso proyectar una imagen desarrollista (desenvolvimentista)
a través del solo nombre de Rogelio Frigerio, el gabinete económico tiene más
tufillo financiero que industrial. No hay un solo economista en el gabinete
vinculado a la producción. Más que el nombre, Rogelio Frigerio no tiene nada
que ver con su abuelo (seu avô) homónimo, un economista de formación marxista,
influenciado por los enfoques de la Cepal y creador del desarrollismo
(desenvolvimentismo). El actual Frigerio fue discípulo, en cambio (ao
contrário), del ex ministro menemista Roque Fernández, connotado Chicago Boy.
Por su composición, aparece como un gabinete más
orientado a diseñar políticas monetarias y de endeudamiento (endividamento) que
a pensar en la producción. Los economistas más vinculados a la industria,
incluso a la de capital más concentrado, han ido abandonando las posiciones más
ortodoxas y esquemáticas del neoliberalismo para encarar otro tipo de opciones
más complejas que Macri evidentemente no tiene intenciones de promover. Desde
ese punto de vista es un gabinete anacrónico que sigue viendo al mercado como
un ser mitológico y preanuncia con carteles (com cartazes, anúncios) de neón
una fuerte movida monetaria y negociaciones concesivas sobre deuda (dívida), ya
sea con los fondos buitre o (seja com os fundos abutres ou) con los organismos
financieros internacionales. Desde ese lugar no les preocupa que el Estado se
desfinancie y no pueda intervenir en los procesos económicos más que a favor de
los más poderosos que en esas condiciones son los únicos que pueden inclinar la
balanza a su favor.
De todos modos el gobierno de Mauricio Macri no
tendrá un escenario muy favorable. Macri perdió en la primera vuelta y ganó la
segunda con apenas dos (2) puntos por encima de Daniel Scioli. Prácticamente es
el país dividido en dos mitades y por más heterogéneas que sean esas mitades
están expresando el trazo grueso de una realidad. La suya es una ventaja (A sua
é uma vantagem) que puede perder al primer paso en falso. Aunque ahora la
mayoría de los jueces (juízes) y los medios concentrados de comunicación sean
oficialistas (governistas, macristas), la tendencia al revanchismo lo pondría
en la cuerda floja (corda bamba). Laura Alonso ha defendido al gobierno del PRO
(Proposta Republicana – partido de Macri) de todas las denuncias de corrupción
que se le hicieron, desde las que se cometieron con la pauta publicitaria
–incluyendo la que le tocó a Niembro – hasta la siempre altamente rentable
relación del constructor Nicolás Caputo con el gobierno de la ciudad, o (ou) la
banda de espías que ya estaba a punto de ser incorporada a la cúpula de la
policía porteña por la cual está procesado el mismo Macri. Esa parcialidad le
resta autoridad moral para estar en la Oficina Anticorrupción. Allí tendría que
haber alguien que puede ser del PRO, pero tiene que ser insospechable (insuspeito)
para las dos (duas) mitades, y no es el caso.
En estos doce (12) años no hubo hechos graves de
violencia política pese a que la mitad que pasa a la oposición ha sido
insultada y despreciada en forma permanente por la otra mitad que antes era
oposición y ahora pasa al oficialismo, una acción que contó con el poderoso
amplificador de los medios (meios de comunicação) concentrados. Esa mitad
soportó insultos y desprecios sin violencia ni reacciones revanchistas porque
sentía la responsabilidad del gobierno. Ahora pasará a la oposición, no tendrá
ese compromiso y estará muy sensibilizada frente los insultos y provocaciones
que los grandes medios han naturalizado (que os grandes meios de comunicação
banalizaram) escondiendo la violencia que encierran. Violencia es decirle yegua
o loca (égua ou louca, como se referiam à presidenta Cristina Kischner) a una
mujer o (ou) ladrón a cualquiera o (ou) choripanero a los humildes en forma
permanente, lo cual ha sido una constante en una oposición que ha sido incapaz
de reconocer su mala leche cuando denunció fraudes potenciales en las
elecciones. Si Macri busca justificar las medidas económicas antipopulares de
su gobierno con los “horrores” del kirchnerismo, estará calentando una olla a
presión. El gobierno de Cristina Kirchner termina sin grandes altibajos (altos
e baixos) que impacten en la población. Han sido doce (12) años en los que se
fue de menos a más. Si Macri cambia (muda) esa ecuación y va a menos, con
medidas que afecten salario, trabajo o (ou) educación, será su única
responsabilidad, no hay excusas en el passado (não há desculpas no passado).
Tradução (parcial): Jadson Oliveira
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