ARGENTINA: HORA DE PAGAR AS CONTAS – POR WASHINGTON URANGA

O editorial de ontem do conservador La Nación escancarou o apetite da direita argentina (Foto: Página/12)
Para a direita eclipsada porém não derrotada na última década, este é o momento de restaurar e recuperar o espaço perdido. Na economia, na Justiça, nos direitos humanos.
Por Washington Uranga – no jornal argentino Página/12, edição impressa de hoje, dia 24
Os que trabalharam para lograr que Mauricio Macri chegue à Presidência começaram a cobrar suas faturas e a exigir rapidamente do presidente eleito que retribua os favores. Ontem deixou claro um dos “patrocinadores” de Macri, o jornal La Nación, num editorial intitulado “Não mais vingança”, no qual assinala que “chegou a hora de por as coisas em seu lugar”.
Para o editorialista de La Nación “por as coisas em seu lugar” se traduz, entre outros temas, em resolver de forma “urgente” o “vergonhoso padecimento” de anciãos condenados por delitos “cometidos durante os anos da repressão subversiva” e a “perseguição” (entendendo por isso a continuidade dos processos judiciais) por “acusações sobre supostos delitos de lesa humanidade”.
O editorial baseia sua argumentação na teoria dos “dois demônios” e “a verdade completa”, argumentos reiteradamente utilizados pela direita para justificar o terrorismo de Estado (o qual não obstante La Nación qualifica de “aberrante”). Agrega que “a cultura da vingança tem sido predicada em meios de difusão do Estado e nas escolas habituadas a seguir as pautas históricas nada confiáveis do kirchnerismo”.
Não tem sentido discutir os argumentos de La Nación. São os mesmos ou similares aos que se vêm escutando desde que Raúl Alfonsín decidiu iniciar o julgamento dos militares genocidas que comandaram o golpe de Estado de 1976. Com maior ou menor energia, com mais ou menos ênfase segundo o poder que ofereça a  conjuntura política, a direita e seus porta-vozes midiáticos reclamaram a “defesa” da “luta contra a subversão”. Inclusive chega a equiparar aquela realidade com a “guerra” que se trava atualmente na Europa contra os “grupos terroristas” que atuaram em Paris na semana anterior.
Continua em espanhol, com traduções pontuais:
Lo importante es tomar en cuenta que La Nación no ha perdido ni un instante para marcarles el rumbo (o rumo) “a los políticos responsables (N. de R.: entendiendo por ello [por isso] a los gobernantes electos), ni a los jueces (juízes) compenetrados con su misión, de actuar en consonancia con la verdad histórica y los principios básicos del derecho penal”. Están advertidos, señores. No faltó tampoco la apelación a una frase del papa Francisco para terminar de justificar el reclamo y cerrar la arenga con un tono religioso también propio del estilo del médio (do estilo do La Nación).
Como quedó en evidencia en su primera conferencia (entrevista coletiva) de prensa como presidente electo, Mauricio Macri se mantiene en la misma tesitura de la mayoría de sus discursos de campaña, insistiendo en la “revolución de la alegría” y hablando de esperanza, amor y paz con un estilo liviano propio de ciertos predicadores efectistas. Sus asesores entienden que eso es lo que hoy quiere “la gente”, y las urnas les dieron la razón, porque le sirvió al todavía (ao ainda) jefe de Gobierno (prefeito) porteño para ganar las elecciones por estrecho margen. Fue la forma de contrarrestar el discurso disruptivo y confrontador que llegaba desde el oficialismo (do candidato governista). En eso tuvo el acompañamiento de sus aliados mediáticos, que también le brindaron protección y hasta inmunidad ante las críticas. Pero esos mismos socios son los que ahora van por lo que creen que les pertenece, exigiendo como retribución que se “restablezca” el orden perdido, que se vuelva atrás con derechos conquistados y con la justicia aplicada a genocidas. No debería extrañar que en algún momento no muy lejano (não muito distante) se vuelva a insistir en la idea de un indulto vendido en medio de globos de colores (em meio a globos coloridos – referência às bolas coloridas comuns às festividades dos macristas) y como signo de “reconciliación” y “paz”. O (Ou) en la validación de mecanismos más sutiles para frenar futuros juicios (frear futuros julgamentos), promover la prisión domiciliaria para los condenados o canjear el aporte de información (ou trocar informação – NT.: a tal ‘delação premiada’, que se tornou moeda comum na Lava a Jato brasileira) por atenuación de las penas. Será ineludible recordar (y si es necesario redoblar la lucha para garantizar) que sin memoria y sin justicia no habrá nunca paz. Y que la reconciliación (para quienes lo pregonan desde convicciones religiosas) pasa inevitablemente por la aplicación de la justicia, el reconocimiento de la culpa y la reparación del daño causado.
Solo a modo de hipótesis. No es ilógico pensar que otros socios que hicieron posible el triunfo de Cambiemos (Mudemos – coalizão eleitoral de Macri) le reclamen lo que a cada uno de ellos les interesa. Y en ese camino habrá que ver la suerte que puede correr la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (a chamada Ley de Medios, que busca acabar os monopólios da mídia hegemônica) que molesta al Grupo Clarín (monopólio de lá equivalente à Globo daqui), entre otros temas no menos importantes. También cómo hará el nuevo presidente para dejar satisfechos a los grandes productores rurales que lo sostienen (que o sustentam) y cuya acumulación de ganancias (de lucros) y concentración de riquezas ha sido históricamente contradictoria con el bienestar de los sectores populares a quienes les ha prometido “estar con vos” (“estar com vocês”, uma das consignas da campanha de Macri).
La derecha sabe que con Macri accedió al gobierno. “Así sea por un voto, vale”, dijeron desde Cambiemos, desestimando (contestando) lo que el resultado del ballottage (segundo turno) implica como correlación de fuerzas. Para esa derecha eclipsada pero no derrotada en la última década, éste es el instante de restaurar y recuperar el espacio perdido. En la economía, en la Justicia, en los derechos humanos. Los grupos de presión saben también que éste es el momento para exigir y marcarle la cancha (o campo) al nuevo presidente, trazándole lineamientos (linhas, parâmetros) a los que debe ajustarse. A pagar, entonces, las deudas (as dívidas) contraídas.

Tradução (parcial): Jadson Oliveira

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