(Fotos: AFP) |
Dois jovens de rosto coberto chegaram
à comemoração com uma manta que dizia "o assassino tem nome: Roberto
d'Aubuisson", uma referência ao falecido ex-major do Exército e figura da
direita de El Salvador, denunciado num informe da ONU em 1993 como autor
intelectual do assassinato de Romero.
Por Agência
AFP – reproduzido do jornal equatoriano El Telégrafo (empresa pública do governo federal), de 23/05/2015
(em espanhol)
Oscar Arnulfo Romero, el asesinado arzobispo de San Salvador, fue
proclamado este sábado beato de la Iglesia Católica a 35 años de su muerte, en
una ceremonia que congregó a centenares de miles de personas.
El ritual que elevó a Romero a los altares católicos se realizó con un
intenso repicar de campanas, en medio de un ambiente festivo que reunió a más
de 200.000 fieles de todo el mundo.
"En virtud de nuestra autoridad apostólica facultamos para que el
venerado siervo de Dios, Oscar Arnulfo Romero Galdámez, obispo, mártir, pastor
según el corazón de Cristo, evangelizador y padre de los pobres, testigo
heroico de los reinos de Dios, reino de justicia fraternidad y paz, en adelante
se le llame beato", proclamó el cardenal Angelo Amato al leer una carta del
papa Francisco.
Amato declaró como fecha de la fiesta del nuevo beato el 24 de marzo,
por "el día en que nació para el cielo", en una referencia al día de
su asesinato a manos de un francotirador de extrema derecha.
La proclamación de la beatificación fue saludada por los asistentes con
un prolongado aplauso, mientras era develado un gigantesco retrato de Romero
entre gritos de júbilo de una multitud entusiasta que coreaba vivas a su pastor
y levantaba pequeñas estampas.
Vigilia, sol y lluvia
Desde las primeras horas de la madrugada, columnas de personas vistiendo
camisetas con la imagen de Romero avanzaron hacia la Plaza Salvador del Mundo,
en el este de San Salvador, donde se realizó la ceremonia bajo un sol
sofocante.
(Fotos: AFP) |
(Foto: Reuters) |
Otros pasaron la noche en el entorno de la plaza, en una vigilia
inaugurada la víspera por el cardenal de Honduras Oscar Rodríguez Maradiaga,
desafiando la lluvia que cayó de forma intermitente durante la noche.
Uno de los fieles, el colombiano Hermes Trujillo, de 45 años, dijo que
"esta es una bendición de Dios, es un regalo, un honor poder estar acá en
San Salvador para vivir con todos los pueblos latinoamericanos esta
beatificación".
Una muerte impune
Dos jóvenes de rostro cubierto llegaron a la conmemoración con una manta
que decía "el asesino tiene nombre: Roberto d'Aubuisson", una
referencia al fallecido exmayor del ejército y figura de la derecha salvadoreña,
denunciado en un informe de la ONU en 1993 como autor intelectual del asesinato
de Romero.
El entonces arzobispo murió de un disparo en el pecho el 24 de marzo de
1980 a manos de un francotirador de la ultraderecha, después de clamar por
justicia social y el fin de la represión en su país.
El asesinato desató una guerra civil de 12 años que dejó 75.000 muertos.
Su muerte fue considerada por el Vaticano como un "martirio por
odio a la fe", lo que allanó el camino para su beatificación. Nadie ha
sido sentenciado por el magnicidio.
"El mártir Romero, es por tanto luz de las naciones y sal de la
tierra, sus perseguidores han de estar en la sombra del olvido y de la muerte;
la memoria de Romero, en cambio, continúa estando con vida y dando consuelo a
los pobres", exclamó Amato.
"Ayer lloramos tu asesinato, hoy también venimos llorando pero de
júbilo, paz y alegría. Hoy se te hace justicia pastor amado. Viva San Romero de
América", se leía en una pancarta sostenida por fieles salvadoreños.
Maureen Roy, una estadounidense, describió el evento como
"maravilloso" y destacó que en la arquidiócesis de Chicago, donde
vive, "se conoce mucho el legado de monseñor Romero".
En un lugar preferente frente a la tarima de la ceremonia, Gaspar
Romero, hermano menor del extinto arzobispo, encabezaba a casi un centenar de
miembros de su familia que fueron testigos del evento.
"Nosotros como familiares nos sentimos honrados por ese regalo que
nos ha dado nuestro señor a través del Papa (Francisco), que tenemos en la
familia a un santo que todo el mundo ya bautizó como San Romero de
América", comentó Gaspar, de 85 años.
A la celebración también asistieron delegaciones oficiales de varios
países latinoamericanos, incluyendo los presidentes Rafael Correa, de Ecuador,
y Juan Carlos Varela, de Panamá.
Cardenales y obispos del mundo entero estaban presentes en El Salvador
para participar de la fiesta de la beatificación, que se aceleró notablemente
tras la llegada de Francisco al papado.
El presidente estadounidense Barack Obama expresó su regocijo por la
beatificación del prelado salvadoreño, a quien definió como una personalidad
"inspiradora" para todo el continente americano.
"Hoy
me uno a la gente de El Salvador y de todo el mundo para recibir con regocijo
la beatificación del Arzobispo Romero", expresó el mandatario
estadounidense en una nota oficial de la Casa Blanca.
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