Fujimori quando anunciava o final da democracia (Foto: Página/12) |
Há 23 anos no Peru começava um regime autoritário marcado por corrupção
e violações aos direitos humanos: o ex-ditador peruano Alberto Fujimori está na
prisão, condenado por crimes de lesa humanidade e corrupção, mas seu partido
político continua em atividade e sua filha e herdeira política, Keiko, aspira a
chegar à presidência no próximo ano.
Por Carlos Noriega, de Lima – no jornal argentino Página/12, edição impressa de hoje, dia 6 (em espanhol, com
traduções pontuais)
Era un domingo
cerca de la medianoche, cuando la programación de todos los canales de
televisión fue sorpresivamente interrumpida por la imagen del entonces
presidente Alberto Fujimori para un mensaje oficial. Un lacónico Fujimori
vestido de traje negro anunció el final de la democracia que el país había
recuperado doce (12) años atrás. En un breve discurso comunicó su decisión de
“disolver el Congreso”. Con esas palabras se consumaba el autogolpe de Estado
del 5 de abril de 1992 y se iniciaba un régimen autoritario marcado por una
corrupción sin precedentes y violaciones a los derechos humanos.
Veintitrés (23)
años después de ese domingo del autogolpe, el ex dictador Fujimori está en
prisión condenado por crímenes de lesa humanidad y corrupción, pero su
agrupación política sigue vigente y su hija y heredera política, Keiko, aspira
a llegar a la presidencia en 2016.
Fujimori, un
ingeniero agrónomo prácticamente desconocido, había ganado sorpresivamente las
elecciones de 1990 con una retórica antineoliberal, derrotando al escritor
Mario Vargas Llosa, que encabezaba una coalición de derecha. Además de cerrar
el Congreso, Fujimori también intervino el Poder Judicial, la Fiscalía
(Ministério Público), la Contraloría (Controladoria) y todas las instituciones
del Estado. Las fuerzas armadas apoyaron el golpe y desde entonces adquirieron
un inmenso poder y cogobernaron con Fujimori.
Desde su
régimen autoritario Fujimori impuso una política económica neoliberal, lo que
le valió el apoyo del empresariado a su dictadura. Paralelamente, desarrolló (desenvolveu)
un clientelismo con medidas asistencialistas en las zonas empobrecidas y
poblaciones tradicionalmente olvidadas por el Estado, con lo que ganó respaldo
en esos sectores. El suyo fue un régimen de un populismo autoritario de
derecha. En la lucha contra la subversión armada, aplicó una política de
violaciones a los derechos humanos. Opositores políticos, dirigentes sindicales
y populares, y periodistas (e jornalistas), también fueron víctimas de su
gobierno.
Con Fujimori
llegó al poder Vladimiro Montesinos, un oscuro capitán del ejército en retiro (reformado)
vinculado al narcotráfico, quien se convirtió en un todopoderoso asesor del
nuevo presidente y en el hombre que controlaba los servicios de Inteligencia y
las fuerzas armadas. Bajo (Sob) las órdenes de Fujimori, su asesor Montesinos
organizó un escuadrón de la muerte, el llamado grupo Colina, que cometió
múltiples asesinatos. Hoy, al igual que su jefe, Montesinos también cumple
condena por corrupción y por los crímenes cometidos por el grupo Colina.
En septiembre
de 2000, en un contexto de protestas ciudadanas por el fraude electoral
organizado ese año por Fujimori para mantenerse en el poder, se filtraron
(vazaram) videos que Montesinos había grabado en secreto mientras (enquanto)
sobornaba a congresistas, jueces, periodistas, empresarios. Se destapó la olla (onda)
de la corrupción y la debilitada dictadura no soportó el escándalo y se
desmoronó. En noviembre de ese año, Fujimori huyó (fugiu) del país para
refugiarse en Japón, amparado en una nacionalidad japonesa hasta entonces
desconocida, y se abrió la transición a la democracia.
Pero en
noviembre de 2005, el ex dictador, en una decisión sorpresiva (surpreendente),
abandonó su seguro refugio japonés para viajar a Chile. Fue detenido en
Santiago y en septiembre de 2007 fue extraditado al Perú para ser juzgado
(julgado). En abril de 2009, luego (depois) de un proceso judicial público
calificado como ejemplar, fue condenado a 25 años de prisión por el asesinato
de 25 personas cometido por el grupo Colina – una pequeña parte de los crímenes
de este escuadrón de la muerte – y por el secuestro de un periodista (jornalista)
y un empresario. También ha sido condenado por cuatro casos de corrupción.
Alegando una deteriorada salud, Fujimori, de 76 años, le pidió al presidente
Humala un indulto humanitario. El ex dictador ha tenido un cáncer a la lengua,
pero los médicos aseguran que el mal ha sido superado. En julio de 2013, Humala
le negó el indulto, lo que atizó el enfrentamiento del fujimorismo contra el
gobierno.
Ahora el
fujimorismo aspira a retornar al poder con Keiko Fujimori, la hija y heredera
política del ex dictador, quien encabeza las encuestas (pesquisas) para las
elecciones de 2016 con cerca de un 30 por ciento de respaldo. En 2011, Keiko
obtuvo 23 por ciento de los votos y pasó a la segunda vuelta (segundo turno),
la que perdió contra Humala. Keiko lidera los sondeos, pero éstos indican
también que cerca del 70 por ciento rechaza lo que fue la dictadura
fujimorista. Los analistas hablan de un núcleo duro del fujimorismo de entre 20
y 25 por ciento, sustentado en los recuerdos del asistencialismo clientelista,
el control de la hiperinflación y la derrota del grupo armado Sendero Luminoso
y el fin de la guerra interna, que se dieron en el régimen de Fujimori, pero
señalan que Keiko tiene problemas para sumar apoyo a ese núcleo duro, algo
indispensable para triunfar en un ballotage (num segundo turno). Sin embargo,
la debilidad de las fuerzas políticas y la falta de alternativas populares para
las elecciones de 2016 pueden jugar a favor de Keiko.
Mientras tanto
(Enquanto isso), veintitrés (23) años después de su autogolpe, Alberto Fujimori
espera en su prisión VIP de un cuartel policial – que incluye un salón para
recibir visitas, un taller (estúdio) para pintar, una cocina y un jardín para
cultivar flores –, en la que es el único preso, que su hija gane las elecciones
para lograr salir libre.
Tradução (parcial): Jadson Oliveira
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