A marcha foi o encerramento do VI Congresso Continental CLOC-Via Campesina, realizado nesta semana (Foto: Rafel Yohai/Página/12)
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Organizações camponesas de todo o
continente expressaram suas reivindicações na capital argentina: No Dia Mundial
da Luta Camponesa (17/abril - data do massacre do Eldorado, no Pará, Brasil), representantes de 21 países marcharam da Embaixada
dos EUA até a Rural (Sociedade Rural da Argentina, dos grandes produtores
rurais), símbolos dos poderes que repudiam. Reclamaram pela soberania alimentar,
contra os transgênicos e os abusos das multinacionais.
Matéria do jornal
argentino Página/12, edição impressa
de 18/04/2015 (em espanhol, com traduções pontuais)
Bajo (Sob) la consigna
“contra los agronegocios, América latina lucha”, más de dos (duas) mil personas
de distintas agrupaciones campesinas provenientes de veintiún (21) países
latinoamericanos y nucleadas en la Coordinación Latinoamericana de
Organizaciones del Campo (CLOC) realizaron una marcha en (bairro de) Palermo
desde la Embajada de los Estados Unidos hasta la Sociedad Rural Argentina, dos
(2) símbolos de los poderes que
repudian. Fue el cierre (Foi o encerramento), en el Día Mundial de la Lucha
Campesina, del VI Congreso Continental CLOC-Vía Campesina, que durante una
semana debatió en Buenos Aires los reclamos y las propuestas políticas del otro
campo.
Una mujer de sien curtida,
arrugado entrecejo y acento riojano (Uma mulher de pele curtida, enrugada e
sotaque riojano – da provincía argentina de La Rioja) pidió tímidamente “un
matecito” (erva mate) a sus compañeros. Flanqueada por dos (2) “cumpas”, Mari
agradeció y comenzó a narrar que es de Cruz de Caña, departamento de Cruz del
Eje, y que integra el Mocase (Movimiento Campesino de Santiago del Estero).
A su alrededor, estandartes
con cuadros multicolores flameaban sostenidos por cañas de diversos largos
junto a banderas de Honduras, Cuba, Bolivia, Perú, México, Ecuador, Uruguay,
Chile, Colombia, Brasil y Venezuela. Algunos niños (meninos) correteaban
alrededor de sus madres (mães) dando saltos y preguntando cuándo empezaría la
movilización.
Poco después, los
organizadores comenzaron a deslizarse hacia la calzada de la avenida Sarmiento,
seguidos por la marea de remeras (camisetas) y banderas verdes y rojas
(vermelhas). Los presentes se ordenaron en una columna organizada en tres
filas, mientras (enquanto) cantaban diferentes tonos. A la cabeza de la marcha,
una decena de referentes (representantes) llevaron las banderas de las
organizaciones.
Detrás de ellos, la caja de
un gran camión hizo las veces de escenario y fue marcando el paso leve de una
larga columna de manifestantes que ocuparon un carril entero de la avenida
Sarmiento y varias cuadras desde la calle Colombia hasta alcanzar la puerta de
la Rural.
“Compañeros, Patria o (ou)
Muerte”, se escuchaba desde los parlantes del camión en el que se trasladaban
los oradores de las agrupaciones campesinas; las tres columnas, ordenadas por
país y por agrupación, contestaron al unísono: “¡Venceremos!”.
Abajo del camión, Mari
informó, con pausadas palabras, que el congreso estuvo instalado en los
Piletones de Ezeiza, que todo fue “muy bien organizado” en comisiones de Salud,
Mística, Cultura, Higiene, Alimentación y que hasta hubo un “congresito”
permanente en el cual los niños tuvieron su espacio propio de contención e
intercambio.
“Las banderas de todos los
rincones de Latinoamérica se unen para defender la soberanía de nuestros
pueblos”, decía una oradora desde el escenario móvil. “Es el día internacional
de la lucha campesina y los pueblos originarios. Somos las raíces, vinieron
para pisotearnos pero estamos en pie y peleamos por lo que es nuestro”,
enfatizó la voz. “Estamos vivos y vamos a defender con alma y vida nuestra
amada tierra”, concluyó entre aplausos.
El camión siguió su
tránsito por Sarmiento con parsimonia, seguido por una extensa columna que se
movió al canto de “alerta que camina, la lucha campesina por América latina”.
Una mujer con la bandera de Venezuela se sumó a los cantos: en su remera (camiseta)
se leía #ObamaDerogaelDecretoYa.
Violeta, una joven
antropóloga, se integró a la mateada de Mari y caminó con su bicicleta inglesa,
un tanto oxidada pero aún funcional. Con su acento (sotaque), aportó a la
diversidad de los interlocutores. “Yo soy misionera de Posadas, ¿ustedes?”.
Tras cebarle un mate, Mari le pidió que fuera (fosse) más adelante para que les
contara (contasse) “cómo es la marcha allá lejos (lá longe), vos que sos joven
y podés”.
Las columnas eran muy
largas (longas) y avanzaron lentamente por Sarmiento hacia Plaza Italia. Entre
los integrantes de las filas predominaron las mujeres por sobre los hombres, de
todas las edades, altas, bajas, medianas, de caderas anchas, de cinturas
delgadas, tez morena, trigueña y blanca, todas envueltas en banderas de
agrupaciones campesinas, la mayoría sonrientes y alguna que otra luchando con
más de un hijo (filho).
Desde el escenario, una voz
masculina recordó que “son 19 años desde los compañeros caídos por defender su
tierra. Hay que recordar a quienes dieron su vida por defender la tierra. ¡No
avanzarán ni un metro más, la tierra es nuestra!”, cantó interpelando a la
multitud que seguía al camión.
Una banda musical
folklórica tomó su turno en el micrófono desde el improvisado camión-escenario.
La voz principal cantó que “la cumbia del agronegocio la bailan los asesinos y
la cumbia de la tierra la bailan los campesinos”.
Jeny contó que llegó con su
delegación desde Bolivia y que el motivo de la movilización fue “reclamar por
la soberanía alimentaria, luchar contra el avance de los transgénicos y
demostrar que existe unidad y organización para hacer frente a estos abusos de
las multinacionales y el imperialismo en América latina”.
Atrás de ella, una mujer
gritó haciéndola sobresaltar: “¿Globalicemos la lucha!”. Enseguida, la multitud
y Jeny también respondieron: “¡Globalicemos la esperanza!”.
Desde el escenario que
siguió en un movimiento pausado, una voz femenina resaltó que ya habían llegado
frente a la entrada de la Rural. “Venimos a decírselos acá, a la Rural.
Globalizamos la lucha. Acá está la Sociedad Rural Argentina”, dijo señalando
hacia el edificio. “Mejor dicho, que dice (Melhor dito, que diz) ser argentina,
porque si lo fuera (o fosse) estaría velando por los intereses del país, de
nuestros pueblos y de nuestra tierra. Pero pacta con las multinacionales y nos
vende a todos”, concluyó entre los aplausos.
“Queremos que la tierra
esté en manos (esteja em mãos) de los campesinos”, explicó Laura, que llegó
desde Santiago del Estero con su delegación del Mocase. “Nuestro mensaje es de
unidad y de lucha contra el saqueo que sufren nuestras tierras, este reclamo
tenemos que hacerlo acá frente a la Sociedad Rural y la Embajada, no existe
otro lugar.”
Tradução (parcial): Jadson Oliveira
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