Jacobson apresentou um informe econômico na sexta-feira, em Washington (Foto: Página/12) |
A Chancelaria emitiu nota para responder as declarações da subsecretária
do Departamento de Estado estadunidense: ela criticou os controles de divisas e
disse que assim não há investimentos. O chanceler respondeu com uma afiada
comparação entre a situação social dos dois países.
Do jornal argentino Página/12,
edição impressa de ontem, dia 5 (em espanhol, com traduções pontuais)
La Cancillería argentina respondió anoche (ontem,
sábado, à noite) en muy duros términos a las declaraciones de la subsecretaria
para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado norteamericano,
Roberta Jacobson. La funcionaria había dicho el viernes (na sexta-feira) que la
economía argentina está “en muy mala forma”, lo que el ministerio consideró
“una injerencia”. Jacobson había hablado en Washington presentando un informe
sobre la región de la Oficina (Escritório) del Representante Comercial de su
país que recogía la “preocupación” de empresas norteamericanas sobre el control
de divisas en Argentina. Jacobson, que estará la semana que viene en la Cumbre (Cúpula,
encontro de líderes) de las Américas de Panamá, agregó que esto supuestamente
es “una barrera a la inversión (ao investimento) privada”.
La extensa nota
que difundió anoche (ontem à noite) la Cancillería argentina es un completo
análisis de la economía nacional. Primero arranca aclarando que “a diferencia
de Estados Unidos de Norteamérica, la República Argentina no suele (costuma) opinar
acerca de las cuestiones internas de otros países aunque sí (sim) critica y
seguirá criticando la injerencia en los asuntos internos de otros países. Sin
embargo, luego (No entanto, depois) de las declaraciones de Jacobson es
necesario señalar que la actual crisis financiera internacional, que generó que
gran parte del mundo se encuentre ‘en muy mala forma’, se originó pura y
exclusivamente en el corazón del sistema financiero estadounidense”.
Abundando en
este análisis, la nota explica que “el colapso del capitalismo financiero se
inició a mediados de 2007, cuando el mercado hipotecario de EE.UU. mostró una
violenta contracción que empujó a la economía globalizada a la peor recesión
desde La Gran Depresión de los años ’30. Según la mayoría de los especialistas
la feroz e irresponsable desregulación financiera llevada adelante por las
autoridades de EE.UU., que dio lugar a una verdadera fiesta de la especulación
que, como no podía ser de otro modo, derivó en una hecatombe económica a escala
mundial. Casi ocho (8) años han pasado y el mundo todavía (ainda) se encuentra
sufriendo los coletazos de esta crisis”.
En este
contexto, la nota destaca que “resulta curioso que los representantes de EE.UU.
se refieran al estado de la economía de los restantes países pasando por alto
el influjo determinante que tienen sus propias decisiones de política económica
sobre la economía mundial. Más aun cuando Estados Unidos es desde hace años una
economía de elevado nivel de endeudamiento (endividamento) – la relación entre
la deuda (dívida) y el PIB es del 105 por ciento –. A diferencia de Estados
Unidos, los restantes países toman al dólar como moneda de reserva
internacional, mientras (enquanto) Estados Unidos tiene el privilegio de
emitirlo”.
El problema es
también una injusticia social interna, porque “no sólo el mundo sufre las
consecuencias. La gran mayoría de los trabajadores de EE.UU. todavía (ainda) se
encuentra experimentando las mismas consecuencias de la crisis con pérdidas en
sus ingresos y en el empleo (com perdas em sua renda e no emprego). Por
ejemplo, el ingreso (a renda) real de las familias acumula una caída de casi 8
por ciento desde 2007, y se encuentra en valores de 1995. Por otro lado, el
colapso en los niveles de empleo (emprego) que produjo la crisis indica que la
profundidad y la severidad de la actual situación está lejos (longe) de ser
superada. La tasa de empleo de los EE.UU. cayó más de 5 puntos porcentuales y
se encuentra en niveles de 1985. Además el 70 por ciento de los países tienen
una distribución del ingreso (da renda) más igualitaria que Estados Unidos”.
Por lo tanto,
afirma el ministerio, “antes de opinar sobre la realidad de otros países, los
funcionarios de los EE.UU. deberían ocuparse y preocuparse por la realidad de
millones de sus compatriotas que todavía (ainda) pagan las consecuencias de la
aplicación irrestricta de los preceptos del famoso Consenso de Washington que,
como su nombre lo indica, no fue precisamente concebido en alguno de esos
países latinoamericanos sobre los que las autoridades estadounidenses tanto
gustan de opinar”.
La segunda
mitad de la nota marca un contraste con la situación de nuestro país. “A pesar
de la influencia negativa que ejerció la crisis estadounidense, la política
económica aplicada por Argentina logró un crecimiento económico entre 2003 y
2014 de 5,7 por ciento promedio (em média). Este crecimiento económico y la
estabilidad macroeconómica han permitido que la tasa de inversión se ubique (que
a taxa de investimento se situe) en 19,8 por ciento del PBI (PIB) en 2014, 5,5
puntos porcentuales por encima de lo registrado en 2003.”
“A diferencia
de otros períodos históricos, este crecimiento se dio en un contexto de
equilibrio externo, alcanzándose un resultado de cuenta corriente de -0,9 por
ciento del PBI (PIB) en 2014. La destacada suba (subida, aumento) de las
exportaciones y el equilibrio en el frente externo permitieron acumular
reservas internacionales y aplicar una profunda política de desendeudamiento (desendividamento).
Esta política de desendeudamiento de los últimos años fue fundamental para encarar
todas las medidas contracíclicas que fueron impulsadas, en buena medida, para
proteger a la economía de los efectos contractivos de la economía mundial
resultantes de la crisis iniciada en EE.UU. La caída de la deuda (A queda da
dívida) del sector público nacional desde 137,8 por ciento en 2003 al 42,8 por
ciento en junio de 2014 permitió reorientar los recursos hacia fines
productivos y a las políticas sociales que el país demandaba. Más aún, la caída
de la deuda externa, que pasó de un 79,2 por ciento del PIB en 2003 a un 15,1
por ciento en 2014, permitió liberar divisas para potenciar las inversiones (os
investimentos) particularmente en infraestructura. El camino del
desendeudamiento ha tenido una sola amenaza en todos estos años, que ha sido el
accionar de los fondos buitre (fundos abutre), que han encontrado importante
respaldo en la Justicia y el Congreso de los EE.UU.”
“A contramano
de lo que los medios (meios de comunicação) dicen, en consonancia con la
funcionaria estadounidense, para generar fantasmas cambiarios, las reservas son
mucho más sólidas que antes. En 2003 Argentina necesitaba 9,6 veces el saldo de
reservas internacionales para cancelar todos los vencimientos futuros de deuda
(dívida). En la actualidad, dicha cifra se ha reducido hasta 4,6 veces.”
“En el plano
social, la brecha del ingreso (a distancia da renda) entre el 10 por ciento más
rico y el 10 más pobre de la población se redujo entre 2003 y 2014 a la mitad,
mientras (enquanto) que en 2014 la participación de los asalariados en el
ingreso (na renda) alcanza el 50,9 por ciento, cuando en 2004 era del 30,6 por
ciento. Asimismo, el sistema de protección e inclusión social de Argentina hoy
llega a más de 16 millones de titulares de derecho, con programas que cubren
embarazo, niñez (gravidez, infância) y terminalidad educativa. Además se
instrumentaron dos (2) planes de inclusión previsional (previdenciária) llevando
la cobertura a prácticamente el ciento por ciento.”
“Decepção” pelo apoio à Venezuela na América Latina
Como se
observa, sólo una visión parcial puede afirmar que la economía argentina se
encuentra “en muy mala forma”. Claro que Estados Unidos nos tiene acostumbrados
a este tipo de excesos. En la misma exposición donde dio su interpretación de
la economía argentina, declaró estar “decepcionada” por el mayoritario rechazo
de los países de la región al ataque sufrido por la hermana República de
Venezuela por parte de EE.UU. Tal como expresó la Argentina en la OEA sobre la
amenaza a Venezuela nadie (ninguém) en el continente se olvida de Juan Bosch,
Jacobo Arbenz, Salvador Allende (presidentes de países latino-americanos
derrubados pelo império estadunidense), el asedio a los sandinistas o (ou) la
invasión a Grenada. Todos ellos, al igual que Venezuela, declarados una
“amenaza a Estados Unidos” antes de sufrir las trágicas consecuencias que
siguieron a las denuncias contra dichos líderes populares. Tampoco se olvida el
pueblo argentino “que la última vez que los funcionarios de EE.UU. vieron (viram)
a la Argentina en ‘muy buena forma’, durante la década de 1990 (época do neoliberalismo
desenfreado, do entreguismo de Menem), el país terminó en la peor crisis política,
económica y social de su historia”.
Es por eso,
concluye la carta, que “Argentina hoy reafirma que es un país soberano que
decide sus propias políticas en función de los intereses de su pueblo, y no
buscando ser el mejor alumno de los EE.UU. Evidentemente, hay quienes extrañan (tenham
saudades) la época de las ‘relaciones carnales’. Casi doce (12) años de una
política económica autónoma, soberana e inclusiva nos han enseñado a todos los
argentinos no dejarse atemorizar por expresiones falaces (falazes, de falaz,
falso) de funcionarios extranjeros”.
Tradução (parcial): Jadson Oliveira
Observação deste Evidentemente: Esta paulada da Argentina dá uma
ideia do clima a ser enfrentado por Obama na Cúpula das Américas, no Panamá, na
sexta-feira e sábado próximos. Vai ser isso aí, embora o que os brasileiros
verão, lerão e ouvirão na Rede Globo & Cia seja certamente outra coisa.
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