Horacio Cartes (Foto: Internet) |
Washington Uranga denuncia o assassinato de cinco jornalistas no Paraguai
em menos de um ano e recolhe declarações de dirigentes daquele país,
responsabilizando por essas mortes o governo do presidente Horacio Cartes.
Por Washington Uranga, no jornal argentino Página/12, edição impressa de
11/03/2015
Cinco jornalistas foram assassinados no Paraguai em menos de um ano. Isto
significa que se se leva em conta que desde o final da ditadura de Alfredo
Stroessner (1989) até agora o total de comunicadores que caíram violentamente foi
de 17, aproximadamente 30% deles perderam sua vida durante o governo do atual
presidente Horacio Cartes, que assumiu o cargo em 15 de agosto de 2013. A
última das vítimas foi Gerardo Servián, jornalista/radialista de Zanja Pytâ:
recebeu seis balaços no dia 5 de março em Ponta Porã (Brasil), a 200 metros da
fronteira com o Paraguai.
Todos os assassinatos denunciados ocorreram
no interior do país em zonas que os meios jornalísticos paraguaios de
diferentes orientações qualificam de “liberadas” pelo Estado e onde se denuncia
a presença de grupos criminosos e do narcotráfico. Segundo escreveu o
jornalista Julio Benegas no jornal digital E’a, “este pesadelo para
comunicadores em zonas de narcotráfico e da ‘narcoganadería’ (narcotráfico relacionado com
a criação de gado) começou, oficialmente, em 26 de abril de 1991, com a morte à
vista de todos, em pleno centro de Pedro Juan Caballero, do então diretor da Rádio
Mburucuyá, Santiago Leguizamón. Era presidente então o general Andrés
Rodríguez, vinculado em informes confidenciais e alguns jornalísticos com cartéis
da droga em seu tempo”.
Continua em espanhol (com traduções
pontuais):
En
declaraciones al mismo medio periodístico el secretario general del Sindicato
de Periodistas del Paraguay (SPP), Santiago Ortiz, afirmó que “el crimen
organizado se siente parte del gobierno (de Cartes), siente que es su gobierno”
y esto “hace que se dispare la barbarie”.
El 16 de mayo
del año pasado fue asesinado a balazos en el frente de su casa, en la localidad
de Pedro Juan Caballero, el periodista y abogado Fausto Gabriel Alcaraz (28
años), conductor (apresentador) de un programa periodístico radial en Amanbay
570 AM. Al mes siguiente, el 19 de junio, Edgar Fernández Fleitas (43 años) se
encontró con la muerte en su propia casa en la ciudad de Concepción: recibió
seis balazos en la cabeza y en el cuello (e no pescoço). El muerto tenía un
programa radial titulado Ciudad de la furia.
Pablo Medina y
Antonia Almada, periodistas del diario (jornal) ABC Color, uno de los medios
gráficos (impressos) de mayor circulación en Paraguay, regresaban de Villa
Ygatimi, en Canindeyú, donde habían realizado una entrevista cuando fueron
interceptados en un camino vecinal (estrada) y asesinados con disparos de
escopeta y balas de calibre nueve milímetros.
Si bien todos
los asesinatos permanecen aún impunes, el miércoles (na quarta-feira) anterior
fue detenido en la ciudad brasileña de Naviraí, en Mato Grosso do Sul, el ex
intendente (exprefeito) de Ypehú, Vilmar “Neneco” Acosta, tras (após) haber
pasado cinco meses prófugo de la Justicia paraguaya buscado como autor
intelectual del asesinato de Medina y Almada. En principio se pidió la
deportación de Acosta a Paraguay, algo que fue denegado por las autoridades
brasileñas y ahora se está pendiente del trámite de extradición para ser
llevado ante la Justicia.
En
declaraciones a los medios paraguayos, el secretario general del SPP, Santiago
Ortiz, calificó de “significativa” la detención de Acosta y “una conquista de
toda la ciudadanía y particularmente de los trabajadores de prensa, de los
periodistas, que se han movilizado para exigir justicia”. Pero dijo también que
“la entrega de Acosta es una operación mediante la cual se sacrificó un peón
para proteger a los máximos exponentes de la narcopolítica, entre ellos el
propio presidente Horacio Cartes”.
Para Ortiz “hay
que seguir luchando por la extradición, el enjuiciamiento y la condena” de
Acosta, pero sin perder de vista que “es solo un peón dentro del tablero (tabuleiro)
de la narcopolítica en Paraguay”. El mismo dirigente sindical asegura que “de
este tablero forman (fazem) parte altos integrantes de este gobierno”, porque
“la narcopolítica está instalada y, más allá de esta detención, continúa
instalada en el Ejecutivo y también en los otros poderes del Estado”.
Al encabezar
manifestaciones callejeras (de rua) en la capital paraguaya para denunciar los
asesinatos de periodistas, Santiago Ortiz dijo también que “protestamos contra
el gobierno de la narcopolítica, que es quien ha segado la vida de cinco
compañeros en poco más de un año y medio, porque desde que asumió Horacio
Cartes la Presidencia, la mafia asesina de forma impune”. Y al expresar su
preocupación por la situación, el representante sindical aseguró que “los
mafiosos se sienten con absoluta libertad para actuar, se sienten parte de este
gobierno, de los que hoy están destrozando el poder público en Paraguay. Porque
ahora en este país gobierna el crimen organizado”.
Tradução (parcial): Jadson Oliveira
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