Alberto Fujimori (Foto: Página/12) |
O ex-ditador peruano sofre a
quinta condenação judicial, desta vez por corrupção: atualmente preso, foi
sentenciado a oito anos de cárcere pelo desvio de fundos das forças armadas
para pagar subornos a meios de comunicação. Sua defesa apelará à Corte Suprema.
Por Carlos Noriega, de Lima – no jornal argentino Página/12, edição impressa de hoje, dia 9
Uma nova condenação judicial para
o ex-ditador Alberto Fujimori, encarcerado desde setembro de 2007. Ontem
(quinta-feira, dia 8) foi sentenciado a oito anos de prisão pelo desvio de fundos
das forças armadas para pagar subornos a meios de comunicação. Fujimori ouviu a
leitura da decisão judicial fazendo anotações num papel. “Eu me considero
inocente e não concordo com a sentença”, escreveu e mostrou o papel às câmeras.
A defesa de Fujimori apelará da sentença ante a Corte Suprema. Três dos quatro filhos
de Fujimori, entre eles Keiko – atual líder do movimento fujimorista – e o
congressista Kenji, estiveram no tribunal. Como era de esperar, Keiko, herdeira
política do ex-ditador, assegurou que a sentença contra seu pai era injusta.
Esta é a quinta condenação judicial recebida pelo ex-presidente, que governou o
Peru entre julho de 1990 e novembro de 2000. Fujimori, de 76 anos, cumpre
sentença por corrupção e violações aos direitos humanos num cárcere VIP localizado
num amplo quartel policial nas cercanias de Lima, onde é o único preso.
O tribunal considerou Fujimori
culpado pelo desvio de fundos das forças armadas para pagar subornos aos chamados
“diarios chicha”, como se conhece no Peru a imprensa popular e sensacionalista,
para que respaldassem o governo de Fujimori e sua nova reeleição no ano 2000, a
que conseguiu com uma fraude eleitoral, e para que armassem campanhas de
desprestígio contra os opositores ao regime fujimorista. São nove jornais, com
nomes como El Chino – (O Chinês) apelido com o qual Fujimori é conhecido –, El
Men ou El Tío, os que receberam os subornos.
Os subornos foram pagos entre
1998 e 2000 através do Serviço de Inteligência Nacional (SIN), que era controlado
por Vladimiro Montesinos, braço direito de Fujimori e encarregado dos trabalhos
sujos em seu governo. O desvio de fundos, que se estima em mais de 40 milhões
de dólares, se fez dissimulando com operações que nunca existiram. Do SIN,
Montesinos, sob a direção de Fujimori, controlava a linha editorial desses jornais
e ditava as manchetes de capa. Desta operação participaram os chefes militares
que formavam o círculo íntimo de Fujimori.
Continua em espanhol (com
traduções pontuais):
En el proceso judicial, ante la contundencia de las pruebas, Fujimori
admitió la existencia de los sobornos, pero alegó que él no sabía nada de lo
que hacían sus más cercanos colaboradores para asegurarle su re–reelección.
Sonó (Soou) poco convincente. En un intento por desvincularse de los sobornos
pagados a los medios (de comunicação) para favorecer su tercera elección,
Fujimori lanzó, en su alegato de defensa, una frase que sorprendió a todos:
“Aunque algunos no me crean, yo no tenía la intención de ejercer el tercer
mandato presidencial”, dijo el hombre que había hecho todo lo posible por
quedarse en el poder. Ciertamente, nadie le creyó (ninguém acreditou).
En la sentencia, el tribunal abundó en argumentos sobre la
responsabilidad de Fujimori en el desvío de fondos militares y el pago (e o
pagamento) de sobornos, y en las muchas evidencias del control que el ex
dictador tenía de la situación y el mando que ejercía sobre sus subordinados
que participaron en estos sobornos y que ya han sido condenados por este caso
en otro tribunal.
Fujimori – quien siendo mandatario fugó del país en noviembre de 2000
acorralado por acusaciones de corrupción, violaciones a los derechos humanos y
fraude electoral y que fue extraditado al Perú en septiembre de 2007 desde
Chile, donde había llegado sorpresivamente en noviembre de 2005, abandonando su
refugio en Japón, país en el cual, amparado en una nacionalidad japonesa que
siempre ocultó, había encontrado protección desde su fuga – es el único
presidente en la historia del Perú que ha sido condenado judicialmente.
En diciembre de 2007, Fujimori fue sentenciado a seis años de prisión
por el allanamiento (pela busca, revista, batida) ilegal a la casa de
Montesinos para buscar, en los días finales de su gestión, pruebas que lo
comprometieran en actos de corrupción; en abril de 2009 fue condenado a 25 años
por la ejecución extrajudicial de 24 personas, entre ellas un niño (uma
criança), y por el secuestro de un periodista (jornalista) y un empresario; en
julio de 2009 recibió una sentencia de siete años y medio por entregarle a su
asesor Montesinos 15 millones de dólares del Tesoro público cuando el régimen
fujimorista se desmoronaba; y en septiembre de ese mismo año fue condenado a
seis años por el pago (pagamento) de sobornos a trece congresistas de oposición
para que se pasen a las filas (fileiras) de su gobierno y por el espionaje
telefónico a políticos y periodistas (e jornalistas).
Con la quinta condena (condenação) judicial en su contra dictada ayer
(ontem), a 8 años, suman en total 52 años y medio las condenas (condenações) impuestas
a Fujimori, pero como en el Perú las penas no se acumulan sino que se cumplen
simultáneamente, el ex dictador deberá cumplir solamente la sentencia mayor, a
25 años. En julio de 2013, el presidente Ollanta Humala le negó a Fujimori el indulto
que había pedido, y recientemente el Poder Judicial rechazó su solicitud para
cumplir su pena bajo arresto domiciliario (em prisão domiciliar). Para evadir
el cumplimiento de las condenas en su contra, a Fujimori le queda la esperanza
de que su hija (sua filha) Keiko gane las elecciones presidenciales en 2016.
Tradução
(parcial): Jadson Oliveira
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