(Foto: Página/12) |
Los once
millones de ciudadanos de Cuba, así como todos los que vivimos aquí, en Estados
Unidos, merecemos un vínculo fluido y abierto como vecinos, sobre la base de la
igualdad y arraigado
Por Amy Goodman (*) – no jornal argentino Página/12, edição impressa de
24/12/2014
La política infructuosa de Estados Unidos contra Cuba, que ha clausurado
por más de medio siglo las relaciones entre estos países vecinos e infligido
daño a varias generaciones del pueblo cubano, podría finalmente estar llegando
a su fin. El miércoles pasado (Na quarta-feira da semana passada, dia 17) nos enteramos de que Alan Gross, un contratista
del gobierno estadounidense condenado en Cuba por espionaje, había sido puesto
en libertad después de cinco años de prisión. Otra persona, un cubano no
identificado encarcelado en Cuba desde hace veinte años por espiar para Estados
Unidos, también fue liberado. Este acontecimiento fue noticia a nivel mundial.
No tan bien explicada en los medios estadounidenses fue la liberación de tres
presos cubanos en Estados Unidos. Son los tres miembros de los Cinco de Cuba
que seguían encarcelados.
Los Cinco fueron detenidos a finales de 1990 bajo
cargos de espionaje, pero no estaban espiando al gobierno de Estados Unidos.
Estaban en Miami con el objetivo de infiltrarse en los grupos paramilitares
cubano-estadounidenses instalados allí con la finalidad de lograr la
destitución violenta del gobierno cubano.
Al mediodía del miércoles, el presidente Barack Obama dio oficialmente
la noticia: esto no fue un simple intercambio de prisioneros. “El día de hoy,
Estados Unidos de América está cambiando su relación con el pueblo de Cuba.
Estamos produciendo los cambios más significativos de nuestra política hacia
Cuba en más de cincuenta años. Vamos a dar por terminado el enfoque obsoleto
que durante décadas no ha logrado promover nuestros intereses y, en su lugar,
comenzaremos a normalizar las relaciones entre nuestros dos países. A través de
estos cambios, tenemos la intención de crear más oportunidades para el pueblo
estadounidense y para el pueblo cubano y comenzar un nuevo capítulo entre los
países de las Américas. He instruido al secretario [de Estado John] Kerry a que
inicie de inmediato el diálogo con Cuba para reestablecer las relaciones
diplomáticas que fueron interrumpidas en enero de 1961”.
Fue el presidente Dwight Eisenhower quien rompió relaciones con Cuba el
3 de enero de 1961, dos años después de que Fidel Castro tomara el poder. Más
adelante, el presidente John F. Kennedy extendería el bloqueo. Pocos meses
después de que Kennedy asumiera el cargo, la invasión de la CIA a la Bahía de
Cochinos, con la intención de derrocar al gobierno de Fidel Castro, tuvo un
resultado desastroso. Es universalmente considerado como uno de los mayores
fiascos militares de la era moderna. Decenas de personas fueron asesinadas y
Cuba encarceló a más de 1200 mercenarios de la CIA.
Cuba se convirtió en una zona caliente, sobre todo cuando la Unión
Soviética intentó emplazar misiles nucleares de corto alcance en la isla, lo
que precipitó la llamada crisis de los misiles en octubre de 1962. Este
episodio es ampliamente considerado como lo más cerca que han estado estas dos
potencias mundiales de embarcarse en una guerra nuclear. Estados Unidos intentó
también asesinar a Castro. Mientras el Comité Church del Senado de Estados
Unidos identificó ocho intentos de ello, Fabián Escalante, ex jefe de la
contrainteligencia cubana, descubrió al menos 638 intentos de asesinato.
La Revolución Cubana tiene sus detractores, pero la transformación de la
vida cotidiana allí no se puede negar. A lo largo de la década de 1950, durante
el gobierno del dictador Fulgencio Batista, la mayoría de los cubanos
padecieron pobreza extrema, con acceso escaso a la educación, a la salud y a
puestos de trabajo bien remunerados. El régimen de Batista era brutal, con
detenciones arbitrarias, tortura y ejecuciones. Batista se alió con la mafia
estadounidense, beneficiándose personalmente de la corrupción generalizada,
especialmente de los opulentos hoteles y casinos de La Habana. Actualmente, los
cubanos disfrutan de la misma esperanza de vida que sus vecinos estadounidenses
y tienen una menor tasa de mortalidad infantil. Cuba tiene una de las tasas de
alfabetización más altas del mundo, superada solamente por Finlandia,
Dinamarca, Nueva Zelanda y Australia, según el Programa de Desarrollo de las
Naciones Unidas, que ubica a Estados Unidos en el lugar 21º del ranking
mundial, dos niveles por encima de Kazajstán. Cuba, a menudo azotada por
huracanes, ha desarrollado uno de los mejores sistemas de respuesta médica a
desastres naturales en el mundo.
Recientemente ha desplegado 250 médicos en
Africa Occidental para combatir el ébola. En el año 2005, el entonces
presidente Fidel Castro ofreció enviar 1500 médicos a Estados Unidos tras el
huracán Katrina.
El gobierno de George W. Bush nunca respondió.
El bloqueo ha sido durante mucho tiempo central para la política
electoral estadounidense, ya que la comunidad cubana en Miami, buena parte de
la cual es histórica y resueltamente anticastrista, se ha considerado crucial
para ganar el estado de Florida en una elección presidencial.
Miami también ha servido como refugio para los grupos terroristas
anticastristas.
En 1976, un atentado terrorista hizo estallar un vuelo de Cubana de
Aviación. El avión explotó en el aire y las 73 personas que iban a bordo
murieron en el acto. En 1997, una serie de atentados con bomba en hoteles de La
Habana provocaron la muerte de un turista italiano. El ex agente de la CIA Luis
Posada Carriles reconoció su participación en los atentados a los hoteles y
existen pruebas que lo vinculan fuertemente con el atentado del avión. Los
Cinco de Cuba fueron declarados culpables de investigar las actividades
terroristas de estos hombres y de los grupos sin fines de lucro que les servían
como fachada de apoyo, como la Fundación Nacional Cubano Americana y Hermanos
al Rescate. Posada Carriles vive actualmente en Florida como un hombre libre.
La Guerra Fría ha terminado. El gobierno de Cuba es comunista, pero
también lo son los gobiernos de China y Vietnam, con los cuales Estados Unidos
mantiene fuertes lazos. Los once millones de ciudadanos de Cuba, así como todos
los que vivimos aquí, en Estados Unidos, merecemos un vínculo fluido y abierto
como vecinos, sobre la base de la igualdad y arraigado en la paz.
* De Democracy Now. Especial para
Página/12. Colaboró Denis Moynihan.
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