Milhares de cidadãos marcharam na capital mexicana pedindo o aparecimento dos 43 estudantes de Ayotzinapa (Foto: EFE/Página/12) |
Nada aplaca a ira de 120 mil
manifestantes que reclamam por justiça pelos estudantes: a crise política que explodiu
nas mãos de Peña Nieto reflete o efeito do desaparecimento forçado de 43
estudantes de Ayotzinapa, episódio que resultou na detenção do ex-prefeito de
Iguala, de policiais e pistoleiros.
Uma consigna dos manifestantes: “Júrame
que no me olvidarás; porque si lo haces, ellos ganan” (“Jura-me que não me
esquecerás; porque se o fazes, eles ganham”).
Por Gerardo Albarrán de Alba, da Cidade do México, no jornal argentino Página/12, edição impressa de hoje, dia
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São as vozes
da indignação: “Se não pode, que se vá!”; “Fora Peña! Fora Peña!”; “Estado falido,
Estado inútil!”; “Peña, renuncia!”. E o eco retumba por todo o mundo. Nada
aplaca a ira de 120 mil manifestantes que na noite de quarta-feira, pela terceira
vez em menos de um mês, rasgam o coração político e financeiro do país com o
clamor de justiça. Nada mitiga a dor das famílias dos 43 estudantes normalistas
de Ayotzinapa desaparecidos, ao longo desses 8 quilômetros de marcha em que se aglutina
uma massa cidadã que já só acredita na solidariedade consigo mesma. Mas tampouco
nada parece comover o governo de Enrique Peña Nieto, que responde com
estatísticas, discursos midiáticos e uma retórica oca, carente de empatia com uma
sociedade criminalizada e de sensibilidade política diante duma nação
exasperada.
A quem
Peña Nieto presta atenção é à revista Forbes, que acabou de baixá-lo 23 posições
em sua lista anual das pessoas mais poderosas do mundo. No 37º. lugar no ano passado,
o presidente mexicano parecia encantar os principais meios de comunicação internacionais
dos Estados Unidos e da Europa, promotor afinal das reformas econômicas que um
mercado cada vez mais globalizado requer para acabar de absorver o México; hoje,
“a crise política e social, detonada pelo desaparecimento de 43 estudantes em mãos
da polícia municipal de Iguala, supostamente patrocinada pelo crime organizado,
despertou sérias dúvidas sobre a capacidade do governo de Enrique Peña Nieto de
fazer frente ao problema da violência no país”, diz Forbes e o deixa cair para
o 60º. lugar da lista de 72 encabeçada por Vladimir Putin, Barack Obama e Xi
Jinping.
Inclusive
Ernesto Zedillo (o último presidente priista – do PRI-Partido Revolucionário
Institucional - antes da breve era no poder do direitista Partido Ação
Nacional, com seus presidentes Vicente Fox e Felipe Calderón) reconheceu que
“estamos mal, muito mal em matéria de estado de direito”. Durante um foro
organizado pelo último grande banco de capital nacional, Zedillo tomou a deixa
lançada por Alan García, duas vezes presidente do Peru: “Pelas informações
internacionais a gente toma conhecimento deste sobressalto, que chega a todos os
lares, a respeito da segurança e do custo da insegurança e da violência” no
México, país que requer “fazer uma forte demonstração de autoridade
democrática”.
Continua em espanhol (com
traduções pontuais):
Alan García extendió el diagnóstico a la mayor parte de Latinoamérica:
“Cuando el federalismo se vuelve invertebrado o (ou) fragmenta a la nación,
cuando las familias sospechan de las autoridades, le toca a quien conduce (el
gobierno) dar un fuerte golpe”, mientras (enquanto) que para Zedillo el
principal problema de la región no es la corrupción sino “la debilidad de
nuestro estado de derecho”.
Lo alarmante es que todo el mundo parece tener mayor claridad que la
administración de Peña Nieto en torno a la crisis de derechos humanos que vive
México. Al menos la revista Forbes leyó correctamente la movilización nacional
desatada por el caso Ayotzinapa, el que “ha enfurecido a los mexicanos, lo que
provocó una campaña masiva, exigiendo la renuncia del presidente”.
La crisis política que le estalló en las manos a Peña Nieto es fielmente
registrada por Forbes y refleja el efecto real que ha tenido la desaparición
forzada de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, por la cual están
detenidos el ex alcalde (ex-prefeito) de Iguala, Guerrero, y medio centenar de
policías municipales y sicarios de la banda criminal conocida como Guerreros
Unidos, no sólo como reacción social ante la barbarie sino como catalizador del
hastío (fastio) ciudadano ante la descomposición del Estado, la inseguridad, la
violencia y la impunidad que se han apoderado de la vida mexicana.
“Esta no es una alineación (um alinhamento) de los más influyentes, ni
la unción de un nuevo orden”, advierte Forbes sobre su propia lista. “Es una
evaluación de poder.” Y en esa evaluación, Peña Nieto es duramente cuestionado
– y castigado – por aquellos que evalúan la capacidad que tienen para ejercer
“el tipo de poder que da forma y amolda al mundo, y que mueve a la gente, los
mercados, los ejércitos y las ideologías”.
El posicionamiento de Peña Nieto en el lugar 37 de la lista de Forbes,
hace un año, correspondía a la importancia propia de México en el concierto
internacional, junto con las expectativas que se tenían en un presidente
priísta que recuperaba el poder para su partido, prometía poner fin a la guerra
contra las bandas criminales y revitalizar la economía. En los últimos 12
meses, lo único que creció fueron “las frustraciones sobre su capacidad para
resolver estas cuestiones”, juzga el medio (opina a revista), que no deja de
celebrar la cuasi privatización del petróleo y la electricidad.
Los efectos económicos empiezan (começam) también a percibirse en el
gabinete de Peña Nieto, cuyo secretario de Hacienda (da Fazenda), Luis
Videgaray, reconoció el impacto negativo para la imagen de México en el mundo;
el Banco de México advierte posibles afectaciones sobre las expectativas de la
economía, y analistas privados señalan que el problema de la violencia es el
principal factor que puede minar el crecimiento económico.
Pero nada de esto perturba a Peña Nieto, que anuncia un viaje por China
y Australia, a pesar de que los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa
desaparecidos desde el pasado 26 de septiembre le exigen posponer la gira
(exigem adiar o giro) internacional para atender el caso. “Se va de gira el
presidente Enrique Peña Nieto y con la cara de vergüenza (vergonha) porque no
ha sabido gobernar a un pueblo valiente”, dijo Felipe de la Cruz, vocero (porta-voz)
de los familiares, durante el mitin del miércoles pasado (durante o encontro da
última quarta-feira). El único cambio (mudança) de planes que Peña Nieto ha
hecho es recortar la duración del viaje a menos de siete días, pero con el
único fin de no tener que someterse a la aprobación del Senado.
En la calle (Na rua), a unos metros del foro en que Alan García y
Ernesto Zedillo habían cuestionado el estado de derecho en México – y que más
tarde clausuraba (fazia o encerramento) el propio Peña Nieto –, la indignación
social levantaba de nuevo la voz, reclamando la incapacidad de un presidente
rebasado por la realidad y exigiendo su renuncia, al mismo tiempo que se
replicaba en más de 80 universidades y centros de educación superior que
declararon un paro (uma greve) de 72 horas, así como en cientos de ciudades de
México y el mundo.
Una manta (Uma consigna) que se repite en varios escenarios en los que
se presentan los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos, resume el
espíritu que ha movilizado a buena parte de la sociedad mexicana y les da voz a
los ausentes: “Júrame que no me olvidarás; porque si lo haces, ellos ganan” (“Jura-me
que não me esquecerás; porque se o fazes, eles ganham”).
Tradução
(parcial): Jadson Oliveira
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