(Fotos: Internet) |
Por Telma Luzzani (*), no jornal argentino Página/12, de 31/12/2013
Acciones visibles y fuerzas subterráneas se preparaban, hace 20 años,
para retomar el camino de la liberación americana. Ya entonces, tres escenas adelantaban
el siglo XXI.
Escena 1: 1º de
enero de 1994, México, tierra de resistencias milenarias.
Mientras (Enquanto) en la capital se celebraba la puesta en marcha del
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, en inglés), un acuerdo
con Estados Unidos y Canadá que traería a México, supuestamente, bienestar y
riqueza, en Chiapas, un grupo de encapuchados, alzados en armas, le aguaba la
fiesta al presidente Carlos Salinas de Gortari. Al mando del Subcomandante
Marcos, el autodenominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional declaró la
guerra al gobierno; advirtió sobre el peligro de la globalización – la nueva
corriente lanzada por la Casa Blanca como etapa superadora de la Guerra Fría –,
reivindicó los derechos de los pueblos indígenas y proyectó la construcción de
un nuevo modelo democrático anticapitalista y antineoliberal.
En esos años, la ortodoxia del libre mercado y el Consenso de Washington
venían marchado firmes por América latina. El EZLN significó una fuerza
transformadora fenomenal, pero insuficiente para frenar ese alud (tsunami,
desabamento, desastre) que avanzaba sobre México.
Junto con el Nafta – y con total independencia de la insurgencia
zapatista –, Washington implementó la Operación Guardián – la militarización de
su frontera con México – y el establecimiento de tres Fuerza de Tarea Conjunta
para todo el continente.
¿Podía saber la Casa Blanca lo desastroso que iba resultar para México
el tratado de libre comercio y lo que esto podía significar, en cifras de
migrantes económicos hacia EE.UU.? Imposible saberlo, pero lo cierto es que, en
la primera década del Nafta, quebraron en México 28.000 empresas chicas y
medianas y sólo uno de cada tres mexicanos tenía trabajo formal, lo que
significaba 75 millones de personas sin prestaciones y excluidas del sistema.
El país perdió además la soberanía alimentaria. Con el campo quebrado en 2004
tuvieron que importar el 95 por ciento de la soja, 59 por ciento de arroz, 49
por ciento de trigo y 25 por ciento de maíz.
Hoy, 20 años después, la promesa de reducir la pobreza no se cumplió y
México es además uno de los países más violentos del mundo, con zonas extremas
donde los ciudadanos pueden toparse con matanzas entre narcos y decapitados por
las calles. El ex presidente Felipe Calderón admitió que en 5 años hubo más de
60.000 asesinatos. En cuanto a la pobreza, según el Banco Mundial, el 52,3 por
ciento de los mexicanos vive hoy en esa situación y no puede comer lo
suficiente para tener una vida sana.
Néstor Kirchner, Evo Morales, Lula e Chávez comemoram o "Não à ALCA" |
Escena 2: 11 de
diciembre de 1994, Primera Cumbre de las Américas, Miami.
Triunfador de la Guerra Fría, dueño del mundo, EE.UU. decidió llevar a
cabo, ese año, su plan más ambicioso: convertir a todo el continente en un solo
mercado sin fronteras bajo el control norteamericano. La Doctrina Monroe. Con
ese fin, inventó las Cumbres de las Américas. Bill Clinton, que encabezó la
primera, propuso allí en forma unilateral la formación de la Área de Libre
Comercio de las Américas (ALCA) entre las 34 naciones americanas (menos Cuba).
En plena ola neoliberal, con Estados reducidos al mínimo y agobiados por
deudas impagables, nuestros países eran incapaces de defender su soberanía, sus
recursos naturales y hasta la legitimidad de su Poder Judicial, transfiriendo a
una comisión internacional de arbitraje el poder de decidir los litigios entre
un Estado nacional y las transnacionales.
Escena 3: 26 de
marzo de 1994, cárcel de Yare, cerca de Caracas.
Nadie podía saberlo todavía, pero el No al Alca y el freno al
neoliberalismo ya están en marcha. Ese día de marzo de 1994, Hugo Chávez salió
de prisión. Desde que estuvo allí, en castigo por el intento de derrocar el
gobierno de Carlos Andrés Pérez (1992), miles de personas peregrinaron para
verlo. Ante la presión popular, el presidente Rafael Caldera tuvo que
amnistiarlo y dejarlo en libertad. Chávez, que en la cárcel había madurado su
plan de acción para ser presidente, empezó ese mismo día su campaña.
* Autora
de Territorios Vigilados. Cómo operan las bases militares norteamericanas en
Sudamérica.
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