Capa do livro "Fidel e o esporte", de Torres de Diego (Foto: Página/12) |
A
propósito do pensamento esportivo do líder revolucionário de Cuba: uma leitura
de “Fidel y el deporte” (Fidel e o esporte), de Mario José Torres de Diego, que
se consegue na popular Feira do Livro de Havana (que se realizava na época da
matéria), e que reflete o amor do dirigente pela prática esportiva, e a importância
do Estado na formação de atletas de elite.
Por Gustavo Veiga, de
Havana (Cuba), no jornal argentino Página/12,
edição de 24/02/2013
Em 30 de abril de 1974, no Hotel Havana Livre, Fidel Castro confessava a
uma delegação de atletas cubanos: “Se eu nascesse nesta época sabem o que queria
ser? Esportista”.
Havia passado pouco mais de 15 anos do triunfo da Revolução. A pergunta
que ele mesmo fazia e respondia continha uma meia verdade. O líder comunista
sempre praticou esportes. Preferia jogar basquete ao invés de beisebol – o esporte
mais popular na ilha – e sempre defendeu a prática de qualquer esporte, a educação
física e a recreação desde que chegou ao poder. Cuba foi e é um modelo a se
imitar nesta área. Como o demonstram seus êxitos (nos Jogos Olímpicos de
Barcelona, em 1992, logrou sua melhor posição histórica, 5º lugar), a quantidade
e qualidade de seus instrutores enviados a outros países, seu investimento em
infraestrutura, e, acima de tudo, conseguiu
tudo isso com um amadorismo sustentável que já atravessou o seu 54º aniversário.
E em meio ao bloqueio econômico dos Estados Unidos que já provocou perdas – até
fins de 2011 – de 100 bilhões de dólares.
“Fidel y el deporte”, uma obra editada em 2006, de Mario José Torres de
Diego, que se consegue na popular Feira do Livro de Havana – que em seguida se
torna itinerante por outras cidades cubanas – reflete o pensamento esportivo
deste lendário revolucionário. O trabalho contém 1600 reflexões obtidas em 160
discursos e reportagens entre 1959 e o ano de sua publicação. Algumas são
verdadeiras pérolas, como uma que dedica ao futebol: “Realmente os cubanos deveríamos
ter sido ‘futbolistas’ (jogadores de futebol) porque fomos colônia espanhola. E
os espanhóis não jogavam beisebol, jogavam futebol. Creio que é resultado da
influência norte-americana e o prestígio das grandes ligas, a grande publicidade”,
dizia em 28 de junho de 1987 numa reportagem feita pelo jornalista italiano
Gianni Minà. Apesar de tudo, Fidel praticou futebol na sua adolescência como ponteiro
direito. E pensa que, num sentido, supera o jogo preferido pelos cubanos: “O beisebol
não é um esporte muito completo. Há alguns jogadores que têm uma posição muito
ativa, muito movimento e outros uma posição muito passiva. Creio que o futebol,
como exercício, é um esporte mais completo”.
(Continua em espanhol com algumas palavras e/ou frases traduzidas entre
parênteses):
El 29 de
enero (janeiro) del ’59, antes de que se cumpliera un mes de la caída (queda) de
Fulgencio Batista y el ingreso de los guerrilleros de la Sierra Maestra a La
Habana, Castro ya se refería al tema del libro en un discurso ante autoridades
deportivas nacionales: “El deporte es fuente de voluntad, constancia, vigor
físico y agilidad mental”. También decía: “La actividad del deporte es
necesaria para el país”. Visionario, en 1961 anticipó lo que ocurriría en la
década del ‘70: “Nuestro pueblo será pronto (em breve) el primer país de
América latina, el primer país de todo el continente, en la participación del
pueblo en la educación física y en las actividades deportivas”.
No se
equivocó porque construyó las bases para conseguir ese objetivo. A poco de
andar la Revolución, creó el Inder (Instituto Nacional de Deportes, Educación
Física y Recreación). Cuba tiene hoy una Universidad Nacional del Deporte de la
que ya egresaron poco más de 72 mil graduados; varios, campeones olímpicos.
El camino
que eligieron (escolheram) los atacantes del Cuartel Moncada primero y los
expedicionarios del Granma después siempre fue compatible con ciertas
definiciones deportivas de Fidel: “Los buenos atletas deben salir de las clases
trabajadoras, los buenos atletas deben salir de las clases humildes del pueblo,
porque son capaces de sacrificarse; de ser constantes, de ser tenaces, de tener
todo el entusiasmo y todo el interés que se requiere para ir a una competencia (competição)
y triunfar”.
En el
libro se publican fotografías del revolucionario cubano en distintos momentos
deportivos. Empuñando un bate (taco) de béisbol, reflexivo ante un tablero de
ajedrez (xadrez), en guardia con un par de guantes de boxeo (luvas de box),
elevándose hacia el aro en procura de un doble (pulando para fazer uma cesta no
basquete) y hasta dando el puntapié inicial de un partido de fútbol. Se ha
visto a (Foram vistos) muchos políticos en imágenes parecidas y en la Argentina
tuvimos algunos ejemplos. La diferencia es que Fidel siempre demostró su
interés en el deporte. Y acompañó esos gestos con obras. Otros se dejaron
retratar (fotografar) por pura demagogia y, lejos de invertir, lo transformaron
en farándula deportiva (e, ao invés de investir em esportes, usaram o tema como
enganação).
En agosto
de 1962, durante la despedida a la delegación de atletas que participó en los
Juegos Centroamericanos y del Caribe, ya se perfilaba qué tipo de deportista
buscaba la Revolución: “En nuestro país ya no se compran ni se venden peloteros
(jogadores de beisebol), ni hay empresas monopolizadoras de atletas, que pueden
comprar y vender un atleta como se compra y se vende un caballo de carrera
(cavalo de corrida)”. Esa política deportiva que tan buena cosecha (colheita) de
medallas le dio a Cuba durante casi tres décadas comenzó a ser horadada (estragada)
con las deserciones de atletas tentados por contratos millonarios, sobre todo
en Estados Unidos. Sobre este tema, Fidel brindó definiciones contundentes en
1996: “En muchas disciplinas (modalidades) deportivas nos quieren derrotar
mediante el método repugnante de invertir (investir) millones en comprar
atletas que formó la Revolución, que preparó la Revolución”.
Aunque no
siempre se impuso el dinero (Ainda que nem sempre o dinheiro se impôs). “Tenemos el orgullo de contar con atletas a
quienes les han ofrecido contratos hasta por 40 millones de dólares por jugar
cinco años y los han rechazado”, dice Castro en el libro, citado de una
conferencia que brindó en Santo Domingo en agosto del ’98.
El caso del boxeador
y triple campeón olímpico Teófilo Stevenson, fallecido el 11 de junio (junho)
del año pasado, es el más emblemático. Lo tentaron para pelear (lutar) con los
mejores pesos pesado de su época, como el campeón mundial Joe Frazier. Pero
siempre declinó (Mas sempre recusou) las ofertas. “Ese joven, hijo (filho) de
humilde familia y un humilde obrero oriental (obreiro, operário da parte
oriental da ilha), dijo que él no cambiaba (disse que ele não trocava) su
pueblo por todos los dólares del mundo.” Palabras de Fidel, el 28 de septiembre
de 1972, en la Plaza de la Revolución.
De la
década del ’70, también es un pensamiento del líder cubano que bien puede
relacionarse con el concepto de hombre nuevo del que hablaba el Che. “Que no
nos digan ahora que el atleta tiene que renunciar a la patria, a la Revolución
y a los sentimientos políticos y que va a ser bueno en el deporte y un cero (zero)
absoluto en la sociedad, en la política, en la Revolución”, sostenía (sustentava)
el 27 de octubre del ’75 ante una delegación de deportistas.
De 1984,
anticipándose a lo que se consolidaría en la década siguiente, es su definición
sobre los Juegos Olímpicos: “Como resultado de las ganancias obtenidas (dos
lucros obtidos) a través de la televisión, la publicidad y otros factores, han
sido penetrados por elementos extraños al deporte”. Para Fidel, el éxito de
Cuba en ésa, la competencia (competição) máxima a nivel mundial, se explica
“primero, porque le hemos prestado atención, hemos preparado profesores, hemos
empleado técnica; segundo, hemos masificado el deporte”.
La idea
más actual, más filosófica sobre el deporte que cita el libro, la dio en 2005,
durante la inauguración de los Primeros Juegos Deportivos del ALBA (Aliança
Bolivariana para os Povos da nossa América), en La Habana: “El deporte no es en
nuestra concepción un instrumento más del mercado, un medio de vida de los
jóvenes en vez del estudio y el trabajo, ni de lucro de promotores
(empresários), agentes y toda la fauna parasitaria que se alimenta del esfuerzo
del atleta; no es negocio turbio (turvo, obscuro) y caldo de cultivo (caldo de
cultura) de la droga y la utilización de sustancias ilícitas y dañinas (danosas)
para la salud del deportista. Nos hemos opuesto y nos seguimos oponiendo a esa
concepción mercantilista del deporte”.
Un Fidel
auténtico, un Fidel que levantó en Cuba un modelo deportivo que todavía se
sostiene (que ainda se sustenta) cuando otros se cayeron a partir de 1989 (ano
da queda do muro de Berlim, a União Soviética caiu em 1991).
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