KAGARLITSKY: A ESQUERDA FALHOU AO NÃO ENTENDER O SURGIMENTO DAS NOVAS CLASSES MÉDIAS E O ENFRAQUECIMENTO DA CLASSE OPERÁRIA
“Nos últimos anos, a história da esquerda está relacionada com a frustração” (Foto: Página/12) |
Boris
Kagarlitsky, diretor do Instituto de Globalização e Movimentos Sociais de
Moscou.
Para el
reconocido analista ruso, la izquierda falló en entender los cambios de los
últimos 30 años, cambios que no necesariamente eran negativos, como el surgir
de las nuevas clases medias y el debilitamiento de la clase obrera.
“LA POLÍTICA SE LATINOAMERICANIZÓ”
Por Agustín
Fontenla, de Moscou – reproduzido do jornal argentino Página/12, edição impressa de 06/03/2016 (em espanhol)
Boris Kagarlitsky recibe a Página/12 en un edificio
de pequeños apartamentos de paredes descascaradas y puertas desvencijadas, el
rostro más usual de los edificios construidos en la época soviética, en la
capital rusa. Allí se encuentra el Instituto de Globalización y Movimientos
Sociales, que él dirige. Además realiza actividades en el Instituto
Transnacional; es cofundador del Partido del Trabajo, y fue investigador en el
Instituto de Estudios Políticos Comparativos de la Academia Rusa de Ciencias,
además de ser autor de numerosos libros.
En los últimos dos años, participó en diferentes
foros de debates: en Atenas, cuando el gobierno izquierdista de Syriza realizó
un referéndum sobre su deuda externa; en Nueva York, en donde dio una clase en
el mismo sitio y día que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, daba una conferencia;
en Yalta, donde la izquierda ucraniana debatía cómo salir del embrollo en la
región del Donbás, y en la ciudad rusa de Ufá, adonde el actual líder del
partido laborista británico, Jeremy Corbyn, a quien conoció hace algunos años,
le prometió asistir si no ocurría nada importante, sin embargo sucedió que
resultó elegido para liderar su formación.
“En los últimos 30 años, la historia de la
izquierda está relacionada con la frustración, el tremendo desastre, y la
desmoralización que, técnicamente, provocó el colapso de la Unión Soviética”,
sostiene Kagarlitsky. Sin embargo, precisa que la izquierda en Occidente ya
tenía problemas: “Falló en entender los cambios que estaban sucediendo; cambios
que no necesariamente eran negativos para la izquierda, como el crecimiento de
las nuevas clases medias, el debilitamiento de la clase obrera, el advenimiento
de nuevas tecnologías, y nuevas burguesías. No estaba preparada para un ataque
a gran escala por parte del neoliberalismo. El problema es que la izquierda se volvió
conservadora, su estrategia se basó en la defensa del Estado de Bienestar, en
vez de pensar en nuevos proyectos”.
–¿Y más cerca a nuestros días?
–En los años 2000, comenzó a recuperarse con nuevos
movimientos de izquierda, y nuevas generaciones de activistas, pero no había
conceptos políticos alternativos. Irónicamente, se presentaban como un paso
adelante tras el marxismo clásico, y describían como un logro el hecho de
contar con distintas minorías, el feminismo, nuevas utopías y visiones, pero en
realidad estaban regresando al premarxismo, que refleja la declinación de la
izquierda, la declinación de las bases sociales. La fragmentación es un
tremendo desastre. La izquierda no combatía el poder. Se perdió el gusto por el
poder. Estuvimos tan preocupados con la idea de no ser estalinistas que todos
se movieron en dos extremos opuestos: eran estalinistas, en el sentido de
querer centralizar y controlar todo, e imponerte sobre los demás, y esto es
malo, o bien se movieron al extremo, y se dejó de hablar de cómo usar el poder
del Estado para lograr ciertos objetivos.
–¿También en América latina?
–En América latina, sí se combatió el poder, pero
como un elemento de los populismos. La izquierda fue el componente intelectual,
y funcionó en un primer momento pero les faltó profundidad o encontraron
resistencia, como sucedió en Venezuela, donde hubo una gran resistencia de la
burocracia del Estado y otros sectores. Quizás ahora el chavismo haga una
segunda lectura por haber dejado ir a los consejeros de izquierda y a los
sindicatos. Se perdió completamente el momento de transformar el movimiento.
Hubo un progreso real pero en vez de transformar la sociedad, redistribuyeron
los recursos de forma muy paternalista.
–¿Y en Europa?
–Lo que está sucediendo en Europa ahora es la
latinoamericanización de la política. Debido a las nuevas reformas liberales y
a la descomposición social, están surgiendo movimientos populistas sin una
estrategia clara, y que mezclan elementos de izquierda y de derecha. El Frente
Nacional de Marine Le Pen es un animal muy extraño. Está generalmente
identificado desde la izquierda como un partido de derecha. Pero eso es un gran
error. Nunca han leído sus textos. Yo los leí y lo primero que encontrarás es
que “representan el estilo de propaganda de la izquierda. Si miras a los
resultados de las recientes elecciones, árabes y negros están votando
masivamente a Le Front National, porque la propaganda que utilizan es: si
quieren mejorar su vida (los inmigrantes de primera y segunda generación), entonces
debemos impedir que sigan llegando inmigrantes. Marine Le Pen logró presentarse
como la defensora de los desprotegidos... En América latina lo entenderán bien
porque allí hubo movimientos que integraron elementos de izquierda y de
derecha, tal como sucedió con el peronismo”.
–¿Cómo explica que el gobierno griego de Syriza
haya llegado al Estado y con un fuerte apoyo popular pero no logre imponer sus
políticas?
–No quisieron hacer nada. En un punto, tienes que
hacer una decisión política, lo que significa romper ciertas reglas. No se
trata de cuan radicales son tus objetivos o tu lengua, sino si puedes hacer un
quiebre con las reglas actualmente fijadas y las obligaciones que tienes, y el
riesgo que tomas para hacerlo. Su comportamiento estuvo basado en la lógica de
minimizar los riesgos. Tsipras podrá decir que mantiene el control del Estado,
pero para la izquierda europea, Syriza falló.
–¿Cómo describiría la situación política en Rusia,
en el contexto de la crisis económica?
–Hace poco estuve en Voronezh (capital de una
región en el centro de la parte europea de Rusia), hablando con la burocracia
local y ellos dicen suficiente es suficiente, las regiones se están ahogando.
Se está destruyendo todo el potencial para desarrollarlas por culpa de las
políticas de austeridad, por la reforma educativa y por quitar los incentivos.
Las primeras víctimas conscientes de la austeridad no son la gente pobre sino
los burócratas, y aquellos que controlan las regiones y que tratan de que no se
desmorone todo. Los primeros que empezarán la rebelión no son los pobres del
fondo, que sufren económicamente pero no sabe bien que está sucediendo. Será
más como en las revoluciones de la edad media: el rey, Putin, está bien, pero
queremos que todo lo demás cambie.
–¿Qué se puede esperar de las elecciones
presidenciales el año que viene?
–Hablan del 2017 como si fuera a suceder lo mismo
que en 1917, pero yo pensaría más en el ejemplo la revolución francesa. La
sociedad está muy fragmentada, con movimientos populares, estructuras débiles,
entonces lo que hay que hacer es juntarlos, y aprender de la experiencia de las
revoluciones previas y de la experiencia de los momentos previos. Alguien
tendrá el coraje y la determinación suficientes para romper los límites, y cuando
un país, un grupo o una persona lo haga y obtenga algún tipo de éxito, entonces
otros seguirán el ejemplo.
–Siempre se apunta a Rusia por la persecución a
minorías sexuales. ¿Cuál es la situación actual?
–Las generaciones educadas en el modernismo cultural
de la Unión Soviética son más progresista que las nuevas generaciones, educadas
a través de la Iglesia Ortodoxa y la propaganda rusa. Pero si nos fijamos en
las acciones, y no en las declaraciones, es muy diferente. Si preguntas a
alguien si las mujeres deben quedarse en casa cuidando a los niños, dirán que
sí. Pero si luego le preguntas, ¿tú te quedas en tu casa cuidando a los niños?.
No, tengo que trabajar. Es sólo hipocresía.
Comentários