Chomsky (Foto: Prensa Cultura/Página/12) |
NOAM CHOMSKY FEZ, NA ARGENTINA, DIA 12, A CONFERÊNCIA DE ABERTURA DO FORO
INTERNACIONAL PELA EMANCIPAÇÃO E IGUALDADE
O filósofo e ativista estadunidense analisou o panorama geopolítico
global há 70 anos da Segunda Guerra Mundial, tendo como eixo a ascensão e queda
dos Estados Unidos. “A América Latina deu passos significativos para sua libertação
do domínio imperial”, disse.
E avaliou: “A América Latina tem estado na vanguarda da luta contra o
ataque neoliberal”.
Por Javier
Lorca, no jornal argentino Página/12,
edição impressa de 13/03/2015 (em espanhol)
No bien
amainaron los aplausos que lo recibieron en el Teatro Cervantes, Noam Chomsky,
serio y concentrado, comenzó a leer lo que sería la conferencia magistral del
Foro por la Emancipación y la Igualdad. Con retórica clásica, lo primero que
hizo fue presentar su tema: un balance histórico y geopolítico a 70 años del
final de la Segunda Guerra Mundial. “Uno de los desarrollos más espectaculares
de este período se produjo en América latina. Por primera vez en 500 años,
América latina ha dado pasos significativos hacia su liberación del dominio
imperial”, dijo el intelectual y militante de izquierda estadounidense, en la
única digresión de su discurso, que fue también la única concesión a la
tribuna, y a los palcos, donde no se podía encontrar una silla vacía. “Son
desarrollos de un significado histórico muy profundo –siguió–, que incluyen
pasos importantes hacia la integración y hacia enfrentar problemas internos
extremadamente graves que habían impedido el crecimiento saludable de lo que
debería ser una de las regiones más dinámicas y prósperas del mundo.”
Chomsky, de 86
años, propuso una mirada global, pero enfocada en el lugar de los Estados
Unidos, su auge y su declive, que ilustró a partir del contraste entre dos
conferencias regionales, la de Chapultepec (México) en 1945 y la de Cartagena
de Indias (Colombia) en 2012, que “fueron radicalmente diferentes”, un índice
de los profundos cambios históricos que mediaron entre ambas.
Al final de la
Segunda Guerra, mientras las que habían entrado en ese conflicto como grandes
potencias salían “muy dañadas”, los Estados Unidos comenzaron a crecer
exponencialmente, alcanzaron a concentrar “la mitad de la riqueza del mundo”,
multiplicaron su poderío bélico (la bomba atómica) y expandieron su control
sobre el continente y los dos océanos. Sobre esa base, la dirigencia norteamericana
(Chomsky habló concretamente del personal del Departamento de Estado) se
dispuso a “organizar el mundo para satisfacer las necesidades de los sectores
dominantes de EE.UU., es decir, de los sectores corporativos”. Y lograron
“detentar un poder indiscutido”, que intentaba obstruir la soberanía de otros
estados que pudieran competir con Norteamérica.
La
reorganización del globo tuvo entre sus objetivos “restaurar el orden en
Europa”, lo que implicaba “destruir la resistencia antifascista comprometida
con la democracia radical”. Para establecer “las reglas de juego en América
latina” se convocó la conferencia de Chapultepec, en el ’45, donde se promovió
“la eliminación del nacionalismo económico, con la excepción del de Estados
Unidos”, para asegurar el rendimiento de las inversiones norteamericanas.
Latinoamérica era, para los gobiernos estadounidenses, “nuestra pequeña región
de por acá”, según recordó Chomsky la definición de Henry Stimson, entonces
secretario de guerra de EE.UU.
Impostura norte-americana
Otra relación
de fuerzas describió el lingüista y profesor del MIT para comienzos del siglo
XXI. En la conferencia de Cartagena, en 2012, no hubo declaración de consenso
porque Estados Unidos y Canadá quedaron en una posición de aislamiento,
cercados por la postura mayoritaria de la región sobre tres cuestiones. Cuba,
la lucha contra el narcotráfico y el reclamo argentino por las Islas Malvinas.
“Todo esto era impensable hace algunos años”, advirtió Chomsky. “La comparación
de estas conferencias permite observar la decadencia de los Estados Unidos.”
¿Cómo se produjo ese declive? Para Chomsky, es el resultado de un largo proceso
que ya estaba en germen en 1945, en el presupuesto tácito de que EE.UU. era el
dueño del mundo. “La decadencia era inevitable a medida que el mundo industrial
se recomponía (después de la guerra) y avanzaba el proceso de descolonización.”
Noam Chomsky
intentó luego mostrar la impostura norteamericana esbozada para justificar el
despliegue militar y la amenaza latente de nuevas incursiones bélicas. “¿Qué
pasó cuando terminó la Guerra Fría?”, se preguntó. Los sucesivos gobiernos
estadounidenses mantuvieron la presión militar “no para enfrentar a la Unión
Soviética, sino para enfrentar a las potencias del Tercer Mundo”. La idea
dominante en los Estados Unidos sigue siendo la misma y Chomsky la describió
con sutil ironía como “una preocupación por el nacionalismo radical que sucumbe
a la falacia de que los principales beneficiarios de la riqueza de un país
deben ser los ciudadanos de ese país y no los inversores (investidores) de los Estados
Unidos”.
Ataque mundial sobre os direitos humanos e proteção aos grandes bancos e corporações
Desde fines de
la década del ’70 esa ideología se tradujo en “un ataque neoliberal, un ataque
mundial sobre los derechos humanos”, y en una ingeniería burocrática organizada
para proteger a los grandes bancos y corporaciones de las recurrentes crisis
del capitalismo, cuyos costos se transfieren al conjunto de la sociedad.
“América latina –evaluó– ha estado a la vanguardia de la lucha contra el ataque
neoliberal.”
"A espécie humana está à beira do precipício"
El final de la
conferencia estuvo marcado por la postulación de riesgos apocalípticos. “La
especie humana está al borde del precipicio. Dos sombras se ciernen sobre la
humanidad: la guerra nuclear y la catástrofe ambiental. En los últimos años,
estas amenazas están creciendo. Para la primera, conocemos la respuesta: hay
que eliminar las armas nucleares”, dijo Chomsky, entre aplausos. Pero recordó
que EE.UU. ha anunciado una millonaria inversión para modernizar su armamento
nuclear. Y tampoco fue optimista sobre los problemas ambientales generados por
la actividad del hombre (se refirió en particular a la extracción de
combustibles fósiles): “No está claro que sepamos cómo superar la catástrofe
ambiental”, pero es imprescindible abordarla, si es que el hombre quiere seguir
viviendo sobre la Tierra.
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